sábado, 27 de febrero de 2010

Ciencia

Lucho: ¡Están moviéndose en círculo las lámparas y la planta colgante! ¿Qué está pasando? ¡Éste es el fantasma de la mina brasilera que me llegó por mail! ¡No reenvié nada y me está siguiendo!
Insolada: ¡No! Si hay un fantasma, es directamente el de esta casa. Acordate de la vieja en camisón que abre las canillas de la cocina.

Mi concubinovio y yo, tratando de buscar una explicación al movimiento de las arañas de luz y de una maceta suspendida en el aire, que recibían, aún en Flores(ta) el coletazo del terremoto chileno o de los sismos argentinos de anoche. Hay que ser sinceros: no lo decíamos en broma.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Distinciones

Si las pizzas de todo el mundo se dividen entre las que se hornean con las aceitunas, y las que tienen el agregado de aceitunas frías al final —prefiero la primera variedad—, las personas se pueden distribuir en dos clases fundamentales: las que se quedan a ver los créditos de las películas en el cine y las que, apenas escuchan los acordes del final, se levantan como si llegara un tornado. Yo pertenezco al primer grupo y, cada vez que somos 5 en la sala que se va encendiendo paulatinamente, me creo que formamos una especie de hermandad paciente que disfruta la película hasta el final, aunque entre esos 5 se cuente una pareja que aprovecha los últimos manotones antes de salir a la calle (ya aprenderán). Supongo que en esta hermandad debemos estar los mismos que comemos el cono de barquillo del helado, y no los que lo tiran, dado que esa es otra división fundacional de la naturaleza humana que distingue aguas y estilos.

lunes, 22 de febrero de 2010

Tatú

Estaba sentada en el subte con tres mil bolsas en las manos, como suele ser mi costumbre, y en el banco largo de enfrente se sentó una chica darky-rockera-convisosdeestudiantedecine. Linda chica con anteojosdepelotudo gigantes y no mucho más. Salvo que, en su antebrazo izquierdo, tenía tatuados los personajes aconejados del dibujante Liniers y supuse que, en un par de años, iba a lamentar el motivo elegido para la inscripción, tal como lo deben estar lamentando ahora

los que se tatuaron una rosa en el hombro o en el bíceps,
los que se imprimieron la pareja de delfines en el tobillo,
los que se creyeron super críticos con el código de barras en la nuca,
los que apostaron con la alianza marcada a tinta en el dedo,
los que se escribieron el nombre de la pareja en los 90, con tatuajes poco talentosos,
y los que tienen marcado el "Madre" entre laureles y corazones, que usan remera de mangas largas cuando quieren conquistar a una chica (porque es obvio que huímos de quienes manifiestan esa idolatría de modo tan inequívoco).

Igual, me hubiese encantado encontrar un lindo dibujo para dibujarme. Pero no lo tengo.

domingo, 21 de febrero de 2010

Fiestón

Sábado a la noche.
Plan: salida con mis padres y mi hermana a ver las murgas y a comer algo a un lugar ruidoso pero que me gusta mucho, en Villa Crespo.
Realización concreta: salida con mis padres y una pareja amiga de mis padres, sin mi hermana, a ver las murgas y a comer algo a ese lugar ruidoso de Villa Crespo.

Test de asesoramiento y búsqueda de respuestas:

Cuando la presencia de tu hermana se metamorfosea en la pareja amiga de tus padres, vos:
a. Te atragantás con una empanada de humita, seca y granulada, comida en un solo bocado.
b. Llamás a tu hermana con blasfemias de mil colores, preguntándole el por qué de esa trastada.
c. Le das mal la dirección del lugar de comidas a los amigos de tus padres (y tal vez también a tus padres, como revancha).

Cuando el amigo de tu padre le pide que baje el volumen de la música al mismo mozo que ves cada dos semanas, vos:
a. Tratás de encontrar lugar en una mesa ajena, aunque haya motoqueros de los Hell' Angels, para decir que no conocés al amargo que llegó recién.
b. Le preguntás a tu padre si el invitado estaba al tanto de las características del lugar.
c. Le sugerís al amigo de tu padre que en el baño se come perfecto y tranquilo.

Cuando el mozo le dice al amigo de tu padre que finalmente han bajado la música, a lo que éste responde: "yo conozco lo que es música, pero lo que están sonando acá son sólo chillidos", vos:
a. Le atravesás la lengua con el tenedor de poco filo que suelen dar en ese bodegón.
b. Le preguntás si por "chillidos" se refiere a su propia conversación.
c. Le pedís a tu padre que devuelva ese especimen al laboratorio de la NASA de donde lo sacó.

Cuando el amigo de tu padre dice "claro, acá la decoración la empezó un viejo y la terminó un joven, que enmugró todo y lo llenó de ruido, porque los jóvenes sólo quieren ruido", vos:
a. Le preguntás al invitado cuándo pensó que sus palabras eran música para los oídos de alguien.
b. Tratás de conseguir veneno para ratas para espolvorearle en el vaso de cerveza (y te controlás para no tirarlo también en la copa de tu padre).
c. Le contestás: "a veces el ruido sirve para tapar las pavadas que dicen los viejos chotos como vos, así que agradecé pasar desapercibido".

Contesten y charlen en casa sobre este choice espiritual y constructivo, que nos enseña mucho acerca del entendimiento intergeneracional y demuestra que ingresar, aunque sea por unas horas, en los grupos sociales de los padres, puede ser una tarea de altísimo e innecesario riesgo.

jueves, 18 de febrero de 2010

Bolufla

Hoy, por fin, tuve lentes de contacto en mis ojos. Cuesta ponérselas, cuesta sacárselas, pero más cuesta darse cuenta de que este elemento terapéutico me da más posibilidades todavía de quedar como una idiota. Testimonio de la vida real:

La contactóloga me enseña a sacarme las lentes que ella me puso con fórceps y, después, me indica cómo autocolocármelas sin quedar tuerta. Al final, el celofán óptico se adhiere a mi retina y me levanto del sillón. Ella, mientras tanto, me prepara el clásico estuche de doble círculo para guardarlas cuando me las saque, en 4 hs. aprox. Diálogo:
—Aquí te traigo solución salina, para que dejes a las lentes en este agua, dentro del estuche. Acordate de poner el derecho en el derecho y el izquierdo en el izquierdo. Ya te llené los compartimientos con la solución, ¿ves?
—Uy, ¡que finitas son! ¿Las lentes están ahí dentro?
—No, las tenés puestas.

Chan, chan.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Canje

Juro que me había preparado una gelatina light de melón y kiwi, para el momento en el que mi glotonería pidiera algo dulce. Pero esperé el postre hasta último momento y, como todavía estaba acuoso e inapropiadamente bailarín, agarré las chocolinas que están en una lata hace 2 semanas y unté a un par de elegidas con dulce de leche casero. Lo que se dice, un cambio polémico.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cine

La música en espera del interno de doctorado de la UBA, sede Santiago del Estero, remite indudablemente a una película de Olmedo y Porcel. Mientras aguardo a que me atiendan, siento cómo se posesiona en mí una bikini violeta y rosa que se calza arriba de la cadera, el pelo se me vaporiza inmediatamente con algunos reflejos rubios y se me acomoda sauvage con una vincha de tela. Justo cuando estoy por maquillarme súbitamente, con mucho rubor y sombra oscura, y me preparo para salir de fiesta con moria, reina reech y otras así, me dicen que el interno no atiende, así que mi sueño de cenicienta ochentosa se disuelve al instante. Ufa.

jueves, 11 de febrero de 2010

Parrilla

Quiero avisar que la lluvia me abandonó y que ahora tengo un furibundo color acamaronado y chocolatado, depende de la zona a la que se aluda. Por otra parte, como enero se terminó hace rato y hay un viejo post que pide pista y sigue estando vigente en sus referencias, lo suelto aquí porque no estoy en días de pensar mucho. En breve regresaré con más idioteces recién horneadas, pero Insolada está de vacaciones todavía. Au revoir.

No hay caso: en enero, la vida pasa por las pantallas y casi nada por la calle. Por lo menos, eso es lo que me está pasando a mí. Debo decir que Martín Caparrós escribe de un modo que me da mucha, pero mucha envidia. Devoro sus libros y siempre pienso que me encantaría ir de viaje pensando crónicas para el papel. Pero este blog no está para desvaríos jipis, así que vamos a lo de siempre. Puse en el buscador "Martín Caparrós" porque ya me terminé su último libro. Sé que tiene algunos devaneos europeizantes, que su ejercicio de pensar lo minúsculo a veces se parece mucho a un regodeo aburguesado palermitano y demás, pero yo me la aguanto. Así que navegué para ver si tenía alguna web con escritos. Pero no, parece que todo lo que publica lo cobra y, en lugar de esos textos esperados, me encontré con un blog inaudito, escrito por una argentina en Miami (= leopardo, dorado y caniche), cuya primera entrada tenía como título:

"Alguien me dijo que escribo como Martín Caparrós..."

De más está decir que la señora declaró que no conocía al autor —aunque lo curioso de la comparación la motivaría a leer algo suyo, como prometió—, que no hay certezas de que alguien más además de ella haya hecho esa comparación y, por supuesto, que su escritura no tenía nada que ver con Caparrós. Nada de nada. Pero eso no es todo. Un seguidor le dejó un comentario que, en forma y en contenido, lo hace merecedor de la hoguera. Se los transcribo de manera textual:

"Eso de escribir como alguien es tipo de las personas q leen demaciado y han borrado las sutilesas q cada ser humano tiene al sentir. Nos encanta tener todo controlado, este se parece a este, porque lo nuevo, lo diferente, asusta he intriga...cada uno escribe/siente/piensa diferente...he ahi el valor de ser personas....saludos..."*.

Que alguien le borre la supuesta elegancia a patadas y lo haga un poco bruto a fuerza de libros y más libros. Eso parece algo urgente y vital.

* Le dejo pasar los "q" y los puntos suspensivos en exceso, que me dan urticaria en los ojos. Pero esto también suma al irritante espanto.

domingo, 7 de febrero de 2010

Pluvial

Desde hace algún tiempo tengo la leve impresión de que la lluvia y yo siempre elegimos el mismo trayecto. Algo así como la Pantera Rosa y su nube personal de tormenta. En estas vacaciones en Uruguay, lo confirmo. Es posible que la Corriente del Niño esté haciendo de las suyas, pero sigue siendo algo raro que en Colonia, en Montevideo, en Piriápolis y en San Gregorio del Polanco, donde estamos ahora, no hayamos experimentado la sequedad agobiante de un día de alta temperatura. El tiempo de sol siempre se ve coronado por un chaparrón más que suntuoso, que a veces también aparece sin el primer factor (el sol). Tampoco hay teclados mínimamente aceptables, y de ahí la poca frecuencia que tiene Insolada por estos días.
Aunque, laverdad-laverdad, es que la estoy pasando genial bien lejos de las computadoras y mucho más cerca de los mapas para decidir nuevos destinos en los que, por supuesto, también lloverá. Tacuarembó, prepará el piloto que ya sacamos pasaje para mañana. Diluvio gardeliano.