miércoles, 26 de enero de 2011

Análisis

Y entonces yo, la luminaria, emití mi conclusión ultra profunda:

"Él es un garca, lo sabemos, pero la que es mufa es ella"

Estoy empezando a pensar que, de tanta luz mental en pleno verano, se me llenó la azotea de bichos. Pero le miro el lado bueno: creo que ya me merezco una columna de opinión en Paparazzi, o en Contá y Ganá. Como mínimo.

lunes, 24 de enero de 2011

Franelelo

Y entonces un señor de 50 aprox, vestido con pantalón caqui, dijo:

"¿Viste? Así puedo hacer lo que me gusta a mí, que es la relación pública, la franela, el parapapá"

No falla: ponés un pie en Puerto Madero y enseguida escuchás una idiotez demodeé, digna del leopardo y del auto amarillo.

domingo, 23 de enero de 2011

Enseñanza

Todos, todos los regresos de viaje vienen contaminados por el mismo error esperanzador: "Ay, qué bueno, por suerte antes de salir dejé todo ordenado y vamos a poder estar cómodos en casa".
No. No. Tres millones de "no" deberían caerme en la cabeza cada vez que tengo ese pensamiento.
Porque la casa, es hora de decirlo, hace exactamente lo que se le canta mientras no estamos: se llena de olores, se inunda, se rompe, se despega, se ensucia, vuelca las macetas, teje telarañas, distribuye pelos de gato por todos lados, vierte basura en el caño de la pileta de la cocina y destruye sistemáticamente el tanque de agua, de tal manera que una catarata de preciada agua potable se pierda durante toda una tarde hasta que alguien pueda arreglarla.
Al estilo de Viridiana, la casa hace fiestas cuando sus ocupantes no están, y después es muy ineficiente para limpiar y dejar todo tal cual. Hay que asumirlo, y evitar las expectativas de confort y tranquilidad al poner la llave en la cerradura. Esto es lo primero que me enseñó el 2011.

domingo, 16 de enero de 2011

Desencuentro

Es hora de afirmar que el post adolescente hippie que va de viaje al Norte argentino no es lo que era. Esperen: repriman sus huija y sus lágrimas de emoción, porque que sean distintos no quiere decir que sean soportables. Volviendo de Iruya, hermoso pueblo que debe fumarse como si fuera un Pombero gigante a todos los espiritualoides que cantan mal y a los gritos en sus calles, me taladró el cerebro la siguiente conversación:

—Che, ¿viste? A las minitas de ayer a la noche no les gustó mucho cuando nos pusimos a cantar.
—¿No?
—No, ¿no te diste cuenta? Me parece que no teníamos la misma onda. Una de las minitas me parece que quería que cantemos canciones de La Renga, de los Redondos, pero nosotros queríamos tocar una de Luis Fonsi. No entendieron nada, las minas.

Ahijuna. Debí haber advertido, antes de esta siniestra remembranza, que el amigo del reflexivo seguía con los labios las canciones de Chayanne que el chofer del micro había puesto para amenizar la velada.

domingo, 9 de enero de 2011

Ideón

Esquivar a los hippies palermitanos que dicen todo el tiempo "parchear" y "acampemos libre que es mejor" nos ha conducido a la recóndita Abra Pampa (Jujuy). Tal vez cayendo en la trampa del viajero que se pretende original, nos hemos sumido en la contemplación de un pueblo que, en domingo, le pelea calma al Cementerio de la Chacarita. Por eso, para conjurar la inmovilidad, caímos en una nueva emboscada: ir mañana a una célebre laguna que queda a 7 km (sí, 7) del preciso lugar donde el único micro deposita a sus pasajeros. No hay remis, ambulancia, teletransportador, tobogán inflable ni cañón de circo que lleve del punto de inicio a la orilla del agua. La deidad nos lleve a upa hasta la tierra prometida, y que también nos traiga de vuelta, si no es mucha molestia.

martes, 4 de enero de 2011

Saqueo

Creo que de las divisiones de cosas que se lleva una separación, la más indigna es la que te arrebata los descubrimientos musicales. A todos nos ha pasado: de repente, el otro que ya es un extraño va a los recitales de los grupos que son parte de tu exploración exitosa, se confecciona recuerdos y encuentros con la música que es tu patrimonio mental personal, y aquí no ha pasado nada. Por suerte, entre otras sutiles elecciones, mi concubinovio es fanático de Ignacio Copani, por lo que puede quedarse tranquilo con su propiedad musical privada en el caso de que la debacle sucediera —él diría lo mismo acerca de Regina Spektor y Babasónicos, por ejemplo. Pero viendo blogs y páginas de miembros de ex parejas a los que seguí en las buenas y en las malas, observo ese mal hábito de saquear los hallazgos melodiosos y no reconocer la fuente del descubrimiento. Fea la actitud, y totalmente inútil este post.