martes, 31 de julio de 2007

Inicio

Éramos muy jóvenes. Creo que durante aquel año no dormí nunca. Pero tenía un amigo que aún dormía menos que yo y algunas mañanas se le veía pasear por delante de la estación a la hora de la llegada y salida de los trenes. Lo habíamos dejado poco antes en su portal, ya de madrugada, pero Pieretto había querido dar otra vuelta, ver el amanecer y tomar un café; luego estudiaba las caras adormiladas de los barrenderos y los ciclistas. Ni siquiera él recordaba con claridad las conversaciones sostenidas durante la vigilia nocturna. Las había digerido y ahora decía con tranquilidad:
—Es tarde ya, me voy a la cama.

Cesare Pavese, El diablo sobre las colinas.

Antes de elegir un libro, siempre leo su comienzo. Si se puede construir un buen inicio, es posible hacerse cargo del desarrollo. A veces me falla pero, en el caso de este libro, no.

domingo, 29 de julio de 2007

Díasdespués

¡Qué feos son los "días después"!
No saber qué le pasa al otro, qué parte de todo lo que dijo era verdad, y qué parte era producto del enojo. En realidad, no importa el porcentaje sino, específicamente, QUÉ era verdad, y QUÉ era sólo afrenta.
Odio la rareza de los "días después".

Japonesismo

Espero poder escribir con mayor frecuencia, a partir de este lunes.

Aprobé un examen (me faltan tres, nada más), pero sufrí de fiebre nocturna por exceso de cosas para hacer, tengo llagas en la garganta, y no sé cómo lograr que mis días sean más largos en los próximos días, con el fin de evitar que todos estos síntomas vuelvan a repetirse enseguida.
El bajón del domingo vira demasiado rápido a la desesperación por el futuro inmediatísimo, el del día siguiente.

sábado, 28 de julio de 2007

Instantánea


No sé si habrá, alguna vez, alguna foto mejor en este blog...

lunes, 23 de julio de 2007

Jámle

"Listo pero con errores en la página"... ¿por qué? ¿Eh?

Difundir el blog, o no difundirlo... that is the question.

Si lo dejo para escribir(me), tarde o temprano me voy a aburrir de que no haya intercambio, sólo una voz unidireccional (encima, la mía), y tal vez no vuelva a realizar ninguna entrada.
Si, en cambio, lo difundo, entonces tendré que cuidar el tenor de mis comentarios, pues cualquiera podría ingresar, leer y malinterpretar mis soporíferas reflexiones. Por ejemplo, cuando escribí sobre parecerme a mi madre, enseguida pensé que ella se sentiría mal si lo lee, consideraría que yo la esquivo como imagen, y demás. Explicarle de manera personal, en una conversación, lo que quise expresar, sería sumar una exposición más a la larga serie de disertaciones defensivas que tuve y tengo que realizar frente al tribunal genealógico.

Sin embargo, si no escribo sobre las interacciones de mi vida cotidiana, ¿sobre qué voy a escribir? Mis meditaciones nunca son demasiado interesantes ni profundas y, a decir verdad, siempre odié a la gente que quiere aparentar ser más interesante de lo que es. En esa intención se le escurren los miligramos de encanto con los que contaban hace pocos segundos.
Así que, si alguien se siente aludido con alguna de estas cosas, considere que siempre es mejor que las escriba sin nombre, a que las comente justo frente a su hermano, su novia, su enemigo... Porque —y eso será tema de otra entrada—, me especializo en cometer errores bizarros frente a las personas menos indicadas.

sábado, 21 de julio de 2007

Generaciones

Mmmmh, hoy hablé con una amiga sobre los precios de la carne, y los descuentos en el supermercado, que bien vale la pena aprovechar.
¿Eso es una señal del crecer?
También nos quejamos del poco criterio económico-administrativo de nuestros novios, que son capaces de comprar tres galletitas por cinco pesos.
¿Eso es una señal del crecer?
Luego, ninguna amiga de la escuela presionó para organizar reuniones casi imposibles de lograr para un viernes en el que todo el mundo está en la calle, y en tiempos en los que vivimos bastante lejos una de otra. Nadie se quejó del desgano organizativo, ni de la pasividad con la que pensamos este día.
¿Eso es una señal del crecer?
Llamé a mi hermana menor para ver si estaba en casa, si precisaba algo, porque mis padres no estaban. Quise jugar el rol de hermana mayor, cuasi maternal, pero sólo me quedó, como alternativa, dejar un mensaje en el contestador. Ella ya se había ido, y me escribió un mensaje muy alegre, en el que tenía más de dos citas para la misma noche.
¿Eso es una señal del crecer (mío, no de ella)?
Todos estos comentarios podría haberlos hecho mi madre, con toda seguridad. Lo único que me diferencia es que ella no utilizaría un blog, sino algún que otro diario íntimo o, directamente, mi oreja pegada al teléfono. Y hasta hace seis meses, todo esto jamás se me hubiera ocurrido.
¿Eso es una señal del crecer? ¿Reconocer que, a pesar de todo (y por todo, además), terminaremos reflexionando como nuestros familiares de referencia?
Bueno, a decir verdad, mi madre no escribiría esto en la computadora a las tres y cuarto de la mañana, levemente embriagada y dormida. Eso nos exime a las dos.

viernes, 20 de julio de 2007

Concordancia

Dirán que soy obsesiva, y es muy probable que tengan razón.
Recién leí mi última entrada y observé un leve error de concordancia, que pretendo corregir: me gustaría que la entidad me haga un ¡buh! y me indique que está ahí, o acá, conmigo. Todo en singular.

También dirán: ¿de verdad creés que alguien más está leyendo, o leerá, esto?
Yo responderé: ¿no les comenté ya que me está gustando creer en fantasmas? No existe ninguna evidencia de que no puedan navegar en Internet. Tal vez, hasta floten literalmente por este espacio, y naufraguen sin regreso en este blog. Y bué, qué se le va a hacer.

Fantasmas

Las conversaciones sobre fantasmas se están haciendo muy recurrentes.
Yo, antes, no creía en ellos, pero ahora se me da por otorgarles cierta credibilidad.
Tal vez sea que, ahora sí, una parte importante de mi historia se ha pasado a la "dimensión desconocida", y entonces no me molestaría que se metamorfoseara en alguna entidad con sábanas blancas y ojos negros.
Es más: a veces, hasta me gustaría que me hagan un "¡buh!" para indicarme que están por ahí.
¿Será el vino?: antes, tampoco escribía estas cuestiones un viernes por la madrugada (yo cierro los ojos y veo tu cara, que sonríe cómplice...).

Hoy tuve que ir a tomar mate con mi vecina. Sólo 50 minutos: luego, le pedí a Luciano que me rescate. Esto se va complicando, pero eso sí: me hice una verdadera experta en dialogar sobre lo que a nadie le interesa.

martes, 17 de julio de 2007

Vecinos

Antes de avisar de tu existencia, Insolada, tendré que armarte.
Porque se ve tan solo este blog, como muy vacío.
En verdad, quiero hacer esta entrada para indicar el día en el que me dí cuenta de que nuestros vecinos quieren ser amigos, y eso es lo que toda la vida intenté evitar. Son muy amables con nosotros, y estamos obligados a retribuirle con atenciones, cenas, saludos, etc., las cenas y deferencias que ellos tienen con nosotros. No obstante, los vecinos son varios y muy celosos: en cuanto se enteren de nuestras atenciones para algunos de ellos, querrán también su parte de regalos. Y esto nos llevará a una cadena de atenciones, regalos, sorpresas y detalles insoportable. Ayer, justo, estaba pensando en una historia de nunca acabar: habitantes de un PH (como nosotros) que dedican sus días a "equilibrar" las atenciones con sus compañeros de pasillo, con el fin de que ninguno se sienta abandonado, pero que las retribuciones a esos detalles les generan un nuevo eslabón, una nueva rueda de delicadezas, y así sucesivamente. Puf, peor que lo que pasa en las familias.

lunes, 16 de julio de 2007

Llegó!

El blog, mi blog, ya está aquí. Parecía que nunca me iba a interesar tener uno, pero ya ven.