martes, 24 de marzo de 2009

Propuesta

Una de las postales de mi infancia es, como tantas otras, entre bizarra y totalmente innecesaria.
A la vuelta de mi casa lanusense, él pasaba las mañanas y las tardes (hasta bien entrado el sol) sentado en el umbral junto a un perro, suyo, mustio. Shorts ochentosos, musculosa, carne blanca y fláccida: indicios coronados por una cara de nabo ancestral. Era un miembro más de una troupe inútil e inmortal: los hijos de mamá. No trabajaba, no tenía ningún hobby diurno que declarar, no parecía especialmente interesante y saludaba a todas las viejas del vecindario; exactamente al revés de cualquier hombre de bien. Confieso que su presencia me irritaba sobremanera, aún cuando me hubiese criado en una familia carente de esos ejemplares —que casi tampoco tenía hombres, por otra parte— y, con mis 8, 10 ó 12 años, no podía entender de qué la jugaba este sujeto.
A pesar de que con el tiempo encontré su clasificación en este mundo (era un gigoló de octogenarias fútiles que jamás denuncian a sus parásitos en virtud del lazo sanguíneo), había otro elemento ultramolesto que sobresalía: el modo de pararse en la puerta de calle, con un brazo extendido hacia arriba sobre el marco, el abdomen hacia delante, la cintura quebrada, las nalgas hacia atrás y la cabeza un poco inclinada hacia afuera, como si quisieran mantener la distancia prudencial entre su hogar y la calle que los conmina a ganarse la vida. Como si, además, no necesitaran parecer aceptables a los ojos de los que pasaban; como si, aún más, su sex appeal subterráneo los dejara sentirse habilitados para mirar los glúteos generosos de la vecina de la esquina.
Los hijos de mamá, en Lanús y en Flores, están escaseando, porque la crisis los corre hasta alcanzarlos de una vez por todas. Sin embargo, a pesar de que muchos tuvieron que salir a trabajar por defunción o renuncia de su madre —que para ellos sería exactamente lo mismo—, en muchos hombres que hoy decoran las veredas de esa ciudad continúa la misma posición desagradable: ya sin musculosas de piqué (causantes de cegueras mortales por el mal gusto), estos infames salen directamente en cueros a mostrar sus pelos, sus cicatrices de operaciones, sus tetillas sobredimensionadas y sus cadenitas con cruces sulfatadas. Puedo asegurar que no es sencillo soportar una bajada de barrera de 4' cuando, por la ventanilla, se aprecia un Adonis de este estilo esperando que la vida se deje de titubeos y se lo lleve puesto.
Teniendo en cuenta el auge del viejachotismo —que, conste, involucra a sujetos de variado sexo y edad— cuando se queja por todas las cosas que, supuestamente, afean la ciudad, ¿no le gustaría, a esta gente, darle un sentido a sus días gorilas repartiendo remeras entre estos impresentables? Tal vez ni siquiera tengan que viajar tanto; quizá, en su propia vereda, su hijo esté mostrando su torso marchito a varios pares de ojos inocentes.

domingo, 22 de marzo de 2009

Genitales2

Aviso: con el correr de los días, la pertinencia de este post se hizo más débil, pero una saga es una saga, una promesa es una promesa, y de nada sirve un "Genitales1" sin un "Genitales2" después, así que habrá que sobrellevar las líneas que siguen con glamour y estoicismo.

Cualquier persona que haya ido más de 2 meses a gimnasia, sabe que el horario de la mediatarde es funesto, porque en esa conjunción espaciotemporal se reúne lo peor de lo peor de las amas de casa —que se entremezcla con las estudiantes full time y con las paracaidistas como yo que trabajan a cualquier hora. A pesar de tener ese horario libre algunas veces, lo esquivo todo lo que puedo porque sé que el dolor de los músculos no será nada al lado de las lesiones cerebrales que 55' de convivencia me pueden ocasionar. No obstante, la meta de hacer 3 clases por semana debe cumplirse a toda cosa; por eso, me fui enyoguizada a la cita de las 14 hs. para zarandear mi anatomía flanera.
El umbral de inteligencia de las conversaciones, nunca demasiado alto, se vuelve subterráneo cuando esas fanáticas de Baby Etchecopar —que ven la revolución en las marchas por la inseguridad y hacen step como si tuvieran un problema neurológico-motriz porque "la gorda de adelante no me deja hacer bien el paso"— terminan la rutina aeróbica y toman sus colchonetas/pesas. Esos 2' se vuelven cruciales para la vida humana, pues todo, TODO, depende del silencio que se pueda mantener, como si de un manantial en el desierto se tratara. Si ese velo sutil e imprescindible se descorre, suceden cosas como ésta:

—Chicas, es increíble, pero me salió una cana ahí abajo.

Esta observación mortal, no sólo era inconmensurable en su valor social por sí misma, sino que desencadenó una catarata de comentarios sobre la necesidad de depilarse en profundidad para evitar esas molestas marcas de la falta de pigmentación, de lo bien que hacen los hombres en acogerse a la moda de la depilación, de cuan cómodas se hacen las gestiones sexuales cuando ellos eligen la versión estética y lampiña de sus cuerpos y muchos otros comentarios al estilo de: "Cuando te depilás toda, como Dios te trajo al mundo, te sentís mucho más limpia. A mí me dijo la ginecóloga que eso hacía que más bacterias pudieran entrar, pero igual yo me depilo toda por higiene", que condensaban contradicción y un cúmulo de información innecesaria que me estaba achicharrando las pocas neuronas que me quedan.
Luego de esos minutos de psicoagonía, sucedieron los abdominales, los ejercicios de glúteos y, durante el estiramiento, cuando creí que nada podía ser peor, alguien dice: "El martes 24 de marzo es feriado, ¿qué se festeja?", para que otra responda "Las Malvinas, se festejan las Malvinas"*.

Chan, chan.


* Debo recordar que esa mujer es la misma que me comentó que le daba vergüenza venir en calzas porque, en la calle, "los bolivianos que están en las obras de construcción te dicen 'quiero hacer el amor con vos'". Notable la propuesta poética de los amigos andinos —yo siempre creí que esas invitaciones utilizaban otro lenguaje metafórico—, sobre todo teniendo en cuenta la destinataria.

jueves, 19 de marzo de 2009

Genitales1

Hace casi un mes, mis padres tuvieron la masiva idea de pasar un fin de semana en Gualeguaychú, con motivo de asistir a los carnavales y pasar dos días de playa fluvial. Como también iba mi hermana —con tres amigos—, me enganché porque hacía mucho que no pasábamos minivacaciones juntas. Camping, río y un poco de comparsas: lo primero y lo tercero podían compensarse con lo segundo, así que armé mis petates y fui. Dio la casualidad de que ése, justo ése, fue el fin de semana de lluvia torrencial que no dejó ni una carpa con cubretecho firme y así fue cómo, luego de dormir profundamente con el ruido de las gotas sobre el plástico carpil, me desperté rodeada de barro, con todos los bolsos mojados y con mi padre que, aunque dormía en otra carpa, estaba parado, todo mojado y con cara de "miren lo que me pasó", frente a nosotras. Reproducción del diálogo:

Papá: no saben lo que pasó afuera, insólito, realmente insólito.
Laura: ¿sí? ¿Y qué merda hacías afuera con esta lluvia? Pa, aprovecha que tu carpa es iglú y se la banca.
Papá: no, es que fui hasta el auto para ver si estaba bien cerrado (?) y, cuando volvía, me pasó algo insólito —mi padre utiliza la palabra "insólito" de manera casi constante.
Marian (hermana): ¿no dejó de llover todavía? ¿Qué te pasó?
Papá: estaba volviendo a la carpa y veo un tipo que viene corriendo en medio de la lluvia y me dice "te tengo que pedir un favor, te pago lo que quieras" y yo le decía "¿qué te pasa, flaco" y él seguía con "es de vida o muerte, te pago lo que me pidas", hasta que le dije "flaco, me estoy mojando, apurate para decirme lo que querés". Él me dice "quiero un forro, ¿tenés?" y yo le digo "no, flaco, yo no uso", así que después de casi ponerse a llorar delante mío, se fue corriendo a pedirle a otros pibes de una carpa de acá cerca.
Marian: ...
Laura: ¿y con esta lluvia tenía ganas de revolcarse? ¿No está todo inundado él también, como nosotros?
Marian: ...
Papá: no, es que él está en un bungalow, por eso.
Marian: ...
Laura: ah, que se joda entonces, encima viene a decir que va a aprovechar la lluvia para fornicar; ¿nos está cargando a los que estamos en carpa?
Marian: ...
Papá: no, el pibe estaba desesperado, pero bueno, yo le dije "no uso forro". Bueno, ahora me voy que mamá debe estar preguntando dónde me metí.
Marian: ...

"no, flaco, yo no uso"
"no, flaco, yo no uso"
"no, flaco, yo no uso"
"no, flaco, yo no uso"
"no, flaco, yo no uso"

Marian: ¡AAAAAAAGHHHHH! ¡PAPÁ NO USA FORRO Y YO VIVO EN ESA CASA!
Laura: no sólo eso, Marian; también te quedás dormida en la cama de papá y de mamá.
Marian: ¡NOOOOOOOOO! ¡Y MIRO TELE ACOSTADA EN ESA CAMAAAAAAA! ¿POR QUÉ TENÍA QUE ENTERARME DE ESO? ¡¿POR QUÉ, EHHHH?!

Chan, chan.

(Atenti, que se viene Genitales2 y con eso pondré a prueba su umbral del asco)

domingo, 15 de marzo de 2009

Balanza

A todos los amigos de Insolada que me han dado fuerzas para iniciar mi dieta, les cuento que he pasado 15 días sin pisar una panadería y que eso está lesionando mi cerebro cascoteado, puesto que ayer he soñado con napolitanos*.
Sin embargo, mi canalización onírica de la gula no me impide recordar con cariño las indicaciones de Caro (C., en sus firmas) y del amigo Quique, que tan bien me ha metaforizado el proceso de estar "a régimen", como decían las abuelas, con la dieta del lagarto: comer poco y tirar harto. Una verdadera genialidad.
A continuación, un breve informe de avance sobre mis logros nutricionales:
1. Días sin consumir pan en las comidas: 15.
2. Cantidad de rebanadas de pan por día: 2 (light), sólo en desayuno.
3. Número de días sin comer carne: 15.
4. Cantidad de clases de gimnasia: 5.
5. Bebida más consumida en las últimas semanas: agua.
6. ¿Azúcar o edulcorante? Siempre edulcorante.
7. La vieja amiga a la que no se la llamó en las 2 semanas: la miel.
8. Malajunta evadida en este periodo: las melbas, el chocolate después de comer, la manteca por las mañanas, el arroz con leche tregar, las barras de crocante de maní, la cerveza a mitad de semana, la chocolatada, las melitas ultramojadas en el té, las cremonas rellenas de membrillo y siguen las firmas.
9. Peso reducido en este tiempo: ignorado (me dan terror las balanzas).
10. Proyección estimada de mantenimiento de la dieta: impredecible.

Como verán, me estoy orientando al fracaso y hoy, un día después de haber escrito esto en borrador, decirle No a las facturas del domingo a la tarde y a las facturas sobrantes del lunes a la mañana me ha provocado un dolor punzante en la región cerebral del vicio. Otra semana para remar cual gondolieri en aguas de helado cremoso derretido. Allí voy.


* Los napolitanos son las facturas hechas con sobrantes de las demás facturas, que parecen porciones de torta y siempre son oscuros, porque tienen algo de chocolate o de algún ingrediente inexplorado. Hay panaderías que los hacen detestables y otras que los preparan adictivos. Puedo dar direcciones.

jueves, 12 de marzo de 2009

Cumbia

Los amigos de este ph conocen la leyenda que nos trajo a esta linda casa. Laura noviadeLuis, miembro de este drimtim, nos hizo la mejor recomendación para concretar la mudanza: nos dio una estampita de Gilda (sí, la cantante) y nos dijo que le pidiéramos sin reparos por el nuevo hogar de Flores. Nos relató historias de embarazos imposibles concretados por la influencia cumbiera del más allá, pero con saber que también se dedicaba a otros ramos de los pedidos, nos alcanzó: no fuera a ser que un inocente traspaso de casa sumara un integrante más a la troupe que componemos la Negra, mi concubinovio Luciano y la que suscribe.
Así fue como unas velas a Gilda obraron el milagro inmobiliario y aquí estamos, en una casa mucho más grande que la anterior, que nos obligaba a trabajar en el dormitorio (Lucho) y en el comedor (yo). La promesa realizada era hacer un altar kitsch en algún sector del patio, deuda que cancelamos al año de vivir, pero que mientras tanto postergamos con decoro poniendo Entre el cielo y la tierra cada sábado que nos disponíamos a limpiar.
Complacidos y confiados por ese pedido hecho realidad, creímos que prenderle unas velas para que saliera mi beca de conicet iba a tener un buen resultado. No obstante, en el transcurso de las cumbiaplegarias deduje que, para Gilda, dedicarme a la investigación no sería un buen futuro (no pocos compartirían esa idea); en consecuencia, solicitarle "lo mejor para mí" me llevaría a ser denegada en mi petición y me estimularía a salir a cantar en minifalda por ahí.
Me rechazaron.
¿Alguien tiene una combi, botas largas y una pollera metalizada para prestarme?

martes, 10 de marzo de 2009

Inodoreando

En un día en el que personas de merda me dieron un revés previsto pero no querido, terminar el día limpiando el baño a la 1 am no deja de ser una metáfora elocuente, de clase B pero certera, de borrón y cuenta nueva.
La purificación empieza, siempre, por donde una menos espera.

lunes, 9 de marzo de 2009

Cenicienta?

Las regresiones a vidas pasadas generan mucho dinero a diversos gurúes en todo el mundo.
A mí, la regresión personal a la época de las cavernas no sólo no me regala nada, sino que además me sale caro.

Estoy harta de que se me rompan los zapatos en la calle y tener que caminar descalza el resto del trecho (que siempre es mucho) hasta mi casa.

Caros o baratos, simples o complicados, viejos o nuevos; siempre eligen morir en alguna vereda irregular de la Capital Federal, cuando estoy lejos de mi ropero y sin ningún negocio que me venda una maldita alpargata. La última vez fue realmente vergonzosa: vestida con pollera fruncida y blusa amarilla con lunares, tuve que calzarme las zapatillonas blancas de gimnasia, ponerme una remera encima para disimular mi vestuario estridente y abalanzarme sobre las 5 cuadras que me faltaban para llegar a destino, con una cara que oscilaba entre la desesperación y la apariencia forzada, como manotazo de ahogado, de actriz amateur que terminó de representar una obra cocoliche a bordo del colectivo 99.
Una situación desgarradora de MI vida cotidiana y, lo peor de todo —porque los que siguen este blog ya saben que SIEMPRE hay algo peor—, es que se repetirá en cualquier momento, en cualquier esquina. Ya estoy demasiado preocupada por llevar bombachas en buen estado por si sobreviene una catástrofe que me obligue a mostrar mis paños menores; no puedo, ahora, encargarme de la supervivencia de mis pepés. Que la deidad me ampare.

viernes, 6 de marzo de 2009

Bobera

Además de los emos, los floggers y Macri, que ya son cuento viejo en la vida cotidiana, hay otras cosas que hacen un poco más idiota a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a saber:
- Las viejas chotas con los perros fifí.
- El cartel publicitario de Arredo que se encuentra en Rivadavia, dos veredas después de Av. Carabobo (Av. Boyacá, del otro lado), en el que 6 nabolettis tiran almohadones al cielo con cara de haber descubierto la pólvora.
- El programa de radio de Julio Lagos por Radio 10 (brrrr!), que consiste en circular varias horas por la Capital, en auto, contando por qué calle va y regalando paquetes de café. Después de su conducción en El Show del Clío, creímos que no podía hacer nada más estúpido, pero sucedió.
- La presencia de Manu Chao (aunque hizo un recital muy bueno y potente ayer, pero es parte de su estilo).
-Palermo Jolibud.
- El nuevo country de cemento para caretones, sin rejas, que hay en Costanera Sur, por donde pasamos todos como sapos de otro pozo.
- El boliche Bahrein, en la calle Lavalle.

Podría decir que mi propio traslado de Lanús a estos lares contribuye a este efecto boludizante, pero ya es darme demasiado protagonismo. Lo dejo a su criterio.

lunes, 2 de marzo de 2009

Destape

Tú, estudiante de Ciencias de la Comunicación, que transitaste varios años en la UBA con una duda molesta sobre el hombro.
Tú, al que le llamaba poderosamente la atención la recurrencia con la que un teórico aparecía en los programas de estudios.
Tú, que has leído la misma idea del aludido teórico en repetidos textos con diferente título.
Tú, que has comprendido que el lema para promocionar era no criticar a ese gran nombre, a pesar de que la intuición te dictara lo contrario.
Tú, que has navegado y naufragado en cátedras de Semiótica en botes sucios de correlatividad, recitando sus proposiciones, sus reversiones de Peirce y sus análisis demodé sobre Mitterrand y alguien más.
Tú, que siempre supusiste que él era un caco de los estudios lingüísticos y sociales, pero no podías acertar por qué.
Tú, que siempre oliste a podrido entre sus hojas, pese al correr de las fotocopias y las reescrituras disfrazantes del autor.
Tú, que te preguntaste por qué no elaboraste dos premisas hipergenerales para aplicarlas hasta al significado implícito de los fideos con salsa fileto y, así, dejar de trabajar para siempre.
Tú, que lo odiaste tanto como yo porque se notaba que escribía en difícil y pensaba en demasiado fácil.
Tú, igual que yo, ahora tienes tu revancha y ambos sabemos que la razón nunca se ha ido de nuestro lado.

ELISEO VERÓN HA SIDO CONTRATADO POR EDUARDO DUHALDE
PARA ASESORARLO Y REVERTIR SU IMAGEN NEGATIVA
EN LOS SONDEOS DE OPINIÓN.

Brindemos, bebamos y apartemos la copa de nuestros rostros; no vaya a ser que las lágrimas por el tiempo perdido nos corrompan el elixir alcohólico.