jueves, 17 de noviembre de 2011

Indignidad II

Y cuando te dicen "tiene un estuche en el mango que sirve de monedero", sentís que la incontinencia urinaria, en combinación con la emocional, pondrán en peligro tu permanencia en el local de artículos para bebé. Como ya ha sido sugerido en Indignidad I, las ocasiones para que una embarazada llegue al nirvana del ridículo son muchas. Casi diría, demasiadas. Pero el momento crucial en el que hay que elegir un cochecito de paseo presenta una ruptura radical con todo lo que ha sucedido hasta entonces. En esa instancia, todas las reivindicaciones y rechazos del rol de la mujer como ama de casa, madre argentina, ser multifuncional, y arquero de 70 arcos y 35 equipos a la vez, se vuelven completamente obsoletos. Porque el carro en cuestión

tiene una gaveta inferior "para hacer las compras",
una perilla que se acciona con el pulgar "y permite que cierres el coche con una sola mano"
una capota que se cierra hacia adelante o hacia atrás "para que veas al bebé mientras lo llevás, si querés",
cuatro ruedas hiperlivianas "para doblar en las esquinas con total facilidad" 

y, por supuesto,

el recipiente de plástico hipoalergénico "donde podés poner monedas"

De más está decir que los negocios de este tipo deberían estar acondicionados de igual modo que los sex-shop: vidrios polarizados, discreción absoluta y, para el caso específico de cochecitos, huevitos y sillas para comer, un cuarto alejado donde entremos uno por uno para estallar vergonzosamente de alegría ante todas las cosas que, hoy, nos parecen imprescindibles y ayer ni sabíamos que existían. Sólo así será posible volver al barrio y encontrarse con los amigos sin tener conflictos existenciales.

2 comentarios:

c. dijo...

hermosa!!!

falta poco, qué lindo, qué ansiedad de tía me da...

DemasiadoListas dijo...

Se viene se viene el estallido!!!!

(M)