La señora detuvo el paso cansino por el boulevard Bilbao y le pareció un agradecimiento interesante. A una cuadra de la iglesia donde castigan pollos a lo pavote en pos de la beneficencia, un aviso como ésos podría salir tranquilamente de alguna de las mentes iluminadas de la cooperadora eclesiástica. Por eso, siguió leyendo:
"Vinicius. Show de strippers".
Se dio vuelta con lentitud, movió la cabeza para sacudirse la desilusión, y siguió su camino. La fe siempre tiene que andar vestida.
2 comentarios:
Me he paseado por tu blog y me parece interesante. Saludos.
una fe vestida, que no para de hacerle sexo anal a sus creyentes... vaya paradoja!
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