La ciudad se ha puesto tan aburrida que el único ejercicio de voyeurismo que resta es el de leer los mensajes de texto de los demás pasajeros del colectivo.
Una verdadera herejía para cualquier fisgón consagrado.
De todos modos, a mí me gusta espiar esas escrituras fragmentarias típicas de las primeras invitaciones, que tardan en contestarse y que tienen varios borradores previos antes de que suceda el irreversible "Enviar". Antes, por lo menos, solían desarrollarse conquistas tímidas entre desconocidos, que avanzan en una charla contigente para arrancar un número de teléfono antes de bajar en la parada de siempre. Me encantaba observarlas y convertirme en una opinóloga sobre las fortalezas y debilidades de la performance en cuestión. Pero ahora hay poco de eso y algo más de paranoia. No los culpo: yo me he vuelto algo fóbica a los convivientes circunstanciales —de filas de bancos, de asientos de subte, etc.— que intentan mantener una charla a toda costa, aun si les demuestro la peor de mis facetas sociales.
Hoy no me quedó otra opción, para satisfacer mis ansias de espionaje cotidiano, que entretenerme mirando un mensaje de texto totalmente irrelevante para un novio que decía, inútilmente, "Amor, estoy llegando", pero su autora me descubrió. Como si se tratara de una información de Estado, me miró con desagrado, mandó su sms tal como estaba y guardó cuidadosamente su aparatejo en la cartera. Puf, nada de interés.
La ciudad se ha puesto tan aburrida que el único ejercicio de voyeurismo que resta es el de leer los mensajes de texto de los demás pasajeros del colectivo.
Una verdadera herejía para cualquier fisgón consagrado.
4 comentarios:
Sí, puede ser que se haya puesto un poco más aburrida.... pero es un placer que la gente desaparezca y deje esta bendita ciudad vacía... no creés?
¡Ninguna herejía! Fisgonear es fisgonear, no importa lo qué.
¡Aguante el voyeurismo!
jajajaja
También están los que leen de reojo el diario de los de al lado xD
o la agenda! o el libro! etc :P
Publicar un comentario