domingo, 16 de septiembre de 2007

Pugilismo

Me encuentro experimentando una sutil tendencia al cachetazo discursivo, cuyo origen se encuentra en la decisión definida, en términos coloquiales y/o vulgares, como "no querer bancarse ninguna más". En esta fase bélica he descubierto facetas insospechadas de mi ser que tienen menos paciencia que las que ya conocía y usaba en forma habitual.
Mi cuadro anímico, en la actualidad, me permite:
- enviar las demandas excesivas (junto con sus autores) a la dimensión desconocida;
- reírme bastante de algunas cosas que antes me causaban problemas;
- utilizar la ironía o la franca sinceridad para comentar ciertas opiniones que, lo sé desde el momento de decirlas, no serán bien recibidas del todo.

Aunque sé que tendré que controlar este tipo de actitudes —que en mí pueden ir in crescendo y causar insoportabilidad a corto plazo—, la verdad es que no se siente tan mal dejar de responder siempre con efectividad y complacencia. Quién sabe, tal vez tenga que ir a cantarle las 40 al dueño-cajero de la panadería y hasta me regale algún budín gratis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lau, querida Lau.Tu etapa cheguevarista es excelente, pero una vez, un filosófo amigo, me hizo conocedora de la "liga del panadero enojado", la cual desde la clandestinidad actúa reivindicando los derechos de los panaderos a no regalar budines y a no tener q recibir ni las 40 ni las 20 ni las 10. Te diría que sigas en tu creciente incapacidad de tolerar gansadas (yo jamas las tolere, ademas de nacer hipotiroidea, nací hipotolerántica) pero cuidado con los panaderos, tienen una logia parecida a aquella que un autor describió que tenian los ciegos. Besos impacientes...