lunes, 6 de agosto de 2007

Des-Autoayuda

Y sí, también escribo libros de autoayuda.
Ejemplo:

"Muchas personas, en el presente, enfrentan crisis de tipo social, y no es para menos. La extensión de la jornada laboral, el repliegue hacia el hogar, la pérdida de centros de socialización —como lo fueron el club, el barrio, o el sentido de comunidad que unía a gran parte de los vecinos—, hicieron que cada vez sea más difícil hallar amigos y pareja fuera del lugar de trabajo, de las salidas nocturnas y del chat. Si no encontró personas afines en esos ámbitos, casi no le quedan opciones. Por esa razón se han implementado las reuniones de after office (que significa “después de la oficina”), que se organizan en bares y discotecas a partir del atardecer, cuando la mayoría de los empleados terminan su horario de tareas. Esos encuentros, motivados por la carencia de focos de vida social verdaderamente ricos y satisfactorios, no dejan de tener algo de ficticios, de artificiales, y parecen soluciones de emergencia ante la disgregación de los grupos a los que se pertenecía en el pasado más cercano".

Y los redacto en momentos como éste, los lunes a las dos de la madrugada, en los que no encuentro ningún tipo de autoayuda eficiente para terminar el subcapítulo, y sólo deseo irme a dormir.
Contradictorio.
De todos modos, pegué este párrafo porque me parece el más "militante" de todos, con perdón de la militancia. Los after office son absolutamente decadentes, y están escondiendo que a los solteros oficinistas les están absorbiendo la vida.
Aparte, me imagino: él, algo beodo, con traje y corbata, a las nueve de la noche, contando que trabaja en "pago a proveedores de bla,bla,bla", y tratando de levantarse a ella, trajecito gris oscuro que oculta musculosa promisoria, rímel de las ocho am un poco vaqueteado, uñas a la francesa, y garras a la siciliana, que trabaja en "recursos humanos de plin,plin,plin". Llegan a un acuerdo, se intercambian comisiones y vuelven a casa para poner el msn y contarle a su compañera de sector que, tal vez, esta vez sí, mañana se intercambien un mensaje de texto.
Eso, todas las semanas del año laborable, hasta que puedan irse a Villa Gesell en la segunda quincena de enero, y hagan como que son hippies cool.
Contradictorio, no; muy bien armado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja! Muy divertido.
Si te conociera, diría que tenes algun tipo de resentimiento hacia la gente -o alguien en particular- que frecuenta los bares luego de su jornada laboral, en busca de un "algo mas", ya sea para satifacer una real necesidad de congeniar, o para contarle a sus amistades al día siguiente lo "cool" que es su vida (lo cual no deja de ser una necesidad a satisfacer ¿?).
Pero como no te conozco, no puedo saber si es así, o tus pensamientos son motivados por cualquier otra cosa.
Estaba por poner cuales son mis pensamientos en cuanto a los "after office", pero no. Será en otra oportunidad.
Saludos.
\_O_/

Anónimo dijo...

bla,bla,bla

Anónimo dijo...

Me encantó; una de las mejores entradas en este mundillo de blogs. Sucede que sí, los "afterofis" son una tribu bastante particular. No sólo por su vestimenta sino porque:
a) van a esos lugares con las mismas personas con las que compartieron las ocho horas de su "vivir solo cuesta vida", pero
b) si no van con sus compañeros de trabajo, van a conocer a gente que es exactamente como ellos (o sea; oficinistas que en lugar de buscar otra vida van a tomarse unos tragos con otros oficinistas). Como si necesitaran perpretrar la raza.
Igualmente es divertido. Tanto happy hour cerquita del lugar del laburo.
¡Y qué maravillosas las anécdotas que tienen para contarse!
Me gusta cómo escribís, insolada. El blog y tu vida.

Anónimo dijo...

ojo con los libros de autoauyda ehhh
que por suerte se venden!!!