sábado, 21 de abril de 2012

Paquetes

Y como la revolución empieza por casa, este blog se ha ocupado sistemáticamente de detectar y pintar con fosforescente a las representantes del sexo femenino que, día tras día, se empeñan en representar de manera horrorosa su condición. Así es como este espacio se ha encargado con furia de las LaMes, de las viejas chotas, de las abusivas que hacen pies tontos a la fila en la verdulería, de las haceteleras, y de las murgueras. En esta ocasión, quisiera dirigir el insulto cotidiano a otra variedad de mujer que atenta claramente contra el gremio: la acompañante del conductor. Como surge explícitamente de su posición en el vehículo, no maneja —por lo menos en ese momento—, pero está convencida de que puede esquivar los riesgos del volante aprovechando el beneficio de la puteada y la queja hacia otras conductoras como una forma de plantear competencia, tal vez mitigar un poco de resentimiento y, por supuesto, ligar una sardina tirada al aire cuando diga "viste, mi amor, por eso dejo que siempre me lleves vos".
Existen diversas clases de este especimen que hemos denominado "la mal llevada":
- La que te mira con desprecio desde la ventanilla, como indicando tu idiota decisión de no buscarte un conductor responsable con anatomía fálica. Esto funciona especialmente cuando las mal llevadas circulan a bordo de camionetas gigantes.
- La que imita el gesto del maleducado que la transporta, con notable indignación: mueve las manos indicando "correte de una vez", "estás loca", "sos un desastre", o "qué barbaridad".
- La que se hace cargo de la demanda del señor que la puso dentro del auto, y entonces se vuelve mucho más enfática que él, no sólo con los gestos sino que puede aprovechar que tu posición como conductora se choca con su lugar de acompañante; de este modo, baja la ventanilla y te dedica unas buenas palabras de yegua.
En cualquiera de sus tres variantes, las mal llevadas se merecen una sanción disciplinaria grave por parte de nuestro tribunal. Su resentimiento perezoso no debe molestarnos en la ruta, nabas.

No hay comentarios: