jueves, 23 de febrero de 2012

Afirmación

- ¡Ocupado, carajo, dije 'ocupado'!"

La primera vez que voy a merendar a un local de comidas rápidas, y que por supuesto voy al baño, tal como hacía antes de diciembre. Sin embargo, mi mundo ha cambiado tanto, que hasta esta actividad, antes tan plácida y sin inconvenientes, ahora se me volvió una emboscada. "¿Querés ir al baño? Andá al de abajo", me dijo la empleada. Y fui al pútrido baño de emergencia que está destinado a las personas de movilidad reducida, a los bebés cuyos pañales tienen pedido de captura, y a todos los que desestiman subir una escalera para encontrarse con los sanitarios. Apenas ingresé y me sumergí en el estilo personal que hace imposible salir rápido, tanto en términos de ropa desubicada como de posición corporal no lista para la carrera, aproximadamente el 95% de los clientes del negocio, más el 80% de los transeúntes que decidieron hacer una parada técnica, empezaron a manotear el picaporte y a decirle al de seguridad: "Pero esto está cerrado, señor, ¿funciona en serio? ¿Por qué no se fija si lo puede abrir?" Así es como pronuncié 22 veces la palabra "ocupado", 2 veces dije "ya  voy" cuando alguien me preguntaba "¿tiene para mucho?", y 1 contundente vez "¡ocupado, carajo, dije 'ocupado'!", cuando directamente destrabaron desde afuera la puerta y se disponían a entrar con armas. ¿El resultado? El hombre de seguridad que, con cortesía después de haberlo puteado a través de la puerta, me explicaba que "todos" estaban apurados porque una señora debía cambiar a su bebé, tres mujeres mirándome con cara de "qué loca que estás", y la madre en cuestión con gesto de reproche, como si yo no supiera que los bebés empastados siempre pueden aguantar 15 minutos más. Volver después de mucho tiempo, y descubrir que la ciudad sigue siendo tan invivible como antes. Y yo sin bebé en brazos para capitalizar.