viernes, 7 de octubre de 2011

Experiencia

En promedio, yo asisto dos o tres veces a un laboratorio de análisis clínicos hasta que finalmente reúno las condiciones necesarias para que sacarme sangre no sea un mero acto de vampirismo amateur, y el líquido obtenido pueda ser utilizado con los fines médicos previstos. Es así como horas adecuadas de ayuno, preparaciones varias, descanso indicado, insumos que debía proveer yo y no el extraccionista, etc., son cuestiones de las que suelo enterarme en vivo y en directo, con malhumor por la lejanía de la última comida, por viajar en hora pico, y por saber que me voy a volver sin la tarea cumplida.
No obstante, aún me encontraba incólume ante la última de las indignidades. Creía que, a pesar de fracasar como una idiota cada vez que tengo una orden de análisis, por lo menos volvía a solas con mi ignorancia y sin ningún factor colateral que acrecentara mi vergüenza. De este modo, la llegada a casa con un par de facturas culposas de membrillo permitían que el día empezara en serio, y que no quedaran rastros de mi trayectoria de perdedora. Hoy a la mañana, no sólo me enteré de boca del personal a cargo que "los 75 gramos de glucosa los tenés que traer vos", "tenés que cumplir 12 horas de ayuno y no 8", y "como atendemos de 9 a 11, aunque hayas llegado 9,30 no te podemos atender". No. También tomé conocimiento de otra cosa, humillante, vomitiva y que extrañamente no me había afectado seriamente (hasta hoy) en mi vida:

Los frascos estériles para análisis de orina no son herméticos. No hay que llevarlos en la cartera.

Ahora, como mínimo, espero que todos los hermanabos que han caído en el mismo error me abracen luego de lavarse las manos y la ropa. Desde este día, yo también formo parte de esa cofradía del asco.

2 comentarios:

no soporto a la gente dijo...

Los empleados de esos lugares son muy desagradables en general.
Y cuando la desagrabilidad y el desinterés ajenos tienen su consecuencia en el cuerpo propio, la sensación de indefensión es horrible.



Ah, cuando alguna vez me pincharon seis veces en tres horas para hacerme una curva de glucemia, la glucosa la puso el hospital FRancés. ¿Habrá quebrado por eso?

no soporto... dijo...

Me quedé pensando...

Me quedé más con los empleados desagradables que con el accidente urinario (y la cartera arruniada).

Material para terapia...