domingo, 30 de octubre de 2011

Highlanders

Si hay algo que me asombra de la energía oculta de las casas, es la capacidad que tienen algunas cosas inútiles para no perderse nunca. Pareciera que, conscientes de su futilidad, se reservan un espacio disimulado para esquivar bolsas de basura, palas para recolectar polvo, y manos dispuestas a estrujar todo lo que no sirve y ocupa lugar. Hoy, en una rápida limpieza dominguera, encontré:
- Un calendario ilustrado del 2009.
- Una invitación a casamiento que data de un año y medio atrás.
- Una flor de metal, pintada, que se desprendió de algún anillo de dueño desconocido.
- Un blister de tafirol con un solo comprimido.
- Un monedero que era de mi abuela.
- Una tarjeta ilustrada de una tienda donde compré ropa hace mucho.
- Una bolsa amarilla de organza que adquirí con un fin seguro que ya no recuerdo.
Por supuesto, algunas de estas cosas fueron a parar a la basura y otras sobrevivieron, guardadas en algún libro, cajón o bandeja de la casa. Es que es imposible tirarlas todas juntas; hay que ser conscientes de su tenacidad.

1 comentario:

DemasiadoListas dijo...

Claro!! resistieron tanto tiempo..tantas embestidas..que tirarlas así? todas de una sin ningún miramiento? Es cuanto menos, injusto.

....una flor de un anillo?? mmm juraría que puede ser de un viejo anillo mío que un día perdió, misteriosamente, su flor de metal jajaj

(M)