— Ajá, ¿y de qué trabajás?
— Bueno, básicamente de escribir.
—¿Escribir? ¿Qué escribís?
—Y, libros por encargo, notas para revistas, etc.
—¡Mirá que bien! ¿Vos sabés que yo también escribo?
—¿Sí?
—Sí, la verdad es que tengo talento para eso, no es por decir. Yo escribo mucho en los tiempos libres, cosas que me salen, me pasan. A veces cartas, a veces poesías, qué se yo. Mirá, te voy a contar...
—Acá tengo que completar cuál es tu empleo.
—Poné "redactora".
—¿Redactora? ¿Escribís?
—Y, sí.
—¿Qué escribís?
—Libros por encargo, notas para revistas, trabajos puntuales, lo que tenga que ver con escritura.
—¡Mirá qué casualidad! ¿Vos sabés que yo también escribo?
—¿Sí?
—Sí, hice un cuento sobre la colimba, de cuando yo iba. Emocionante. Porque yo siempre intenté escribir desde lo mío, ¿viste?, las cosas que me pasaban. No, está bueno eso. Yo, la verdad, tenía pasta, pero bueno, viste, me dejé estar y qué sé yo. Pero el cuento trataba de, ¿tenés un ratito, así te cuento?
La persona que "también escribe" es una de las mayores pesadillas para un redactor fantasma. Porque el que "también escribe" no entiende que el redactor fantasma no escribe desde "lo suyo", sino todo lo contrario —ése es el punto crucial de su labor—: hoy crisis de pareja, mañana muerte de amebas, pasado recetas para celíacos, y la semana que viene rituales para que llueva. No hay nada relativo al "yo" en el redactor fantasma y, en medio de su vorágine de tipeo fordista, no existe nada que lo pueda conmover de una persona que, en medio del llenado de un formulario administrativo, le diga "¿Vos sabés que también escribo?".
Los redactores fantasma, como bien reza su rol, redactan. Cuando escriben, no lo dicen ni lo divulgan. Por eso, especímenes "también escribo", no molesten más a los redactores fantasma, que ya bastante tienen con editores perezosos, dueños de revistas inútiles y explotadores, así como entrevistados estrella sin una pizca de ideas interesantes. No abusen de su paciencia y de su miedo a transgredir la ley, porque las dos cosas se acaban.
8 comentarios:
que buen provecho le has aprendido a sacar a eso de cambiarle el color a algunas palabras...que calidad, fantasmon!
azul es varón? y fantasmón es un elogio?
azul es varon, y fantasmon es un elogio que evoca el texto que corresponde a estos comentarios
La gente que "también escribe", es un problema para todo lector, además. Saludos!
Azul: gracias por los comentarios! A diario se recuerda su férrea lucha por demostrar que usted es un hombre, aludiendo al color azul (género masculino) y no al nombre de fémina. Yo también me había preguntado lo mismo y hasta lo imaginé con purpurina en alguna equivocada vez.
C.: amiga, el Sr. Azul nos ha sacado de la oscuridad de las preguntas.
Fasmid: ¿cómo le va? Efectivamente, el "también escribe" suele adolecer de un "también quiero que leas lo que escribo", algo pesadillesco en grado sumo.
Hola Laura:
Me morí de la risa con este terrible dramón!!!
Pero es verdad!!!Te digo que en "mundo de los artistas visuales" cuando conocen a un pintor/ilustrador/colorista/etc sale la frase "Ah, mira que bien. Yo tambien pinto". Y al ratito sale en evidencia de un terrible logro de "emular" la imagen de una fotografía (ya de por si espantosa). Y cuando te muestran eso te dicen "la saqué idéntica, no? Parece una(otra)foto".
Y uno se siente doblemente infeliz, ya que lo que esta viendo es mas espantoso que la fotografía modelo, y porque uno saca una cara de poker barato y teme que se note.
En fin...
Saludos desde Rosario!!!
Fernando
Fer! Gracias por pasar por aquí! Desde ya imagino tus ojos enrojecidos diciendo "no, ¡otra vez no!" frente a algún entusiasta "también pinto". ¿Te conté que hice un dibujo de la Negra, que me salió igualito a ella? Cuando vengas por acá, te muestro las 322 versiones que hice de esa obra de arte, ja, ja! Abrazo expreso pa' Rosario!
El mundo está lleno de gente que "también hace un montón de cosas".
Son lo menos.
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