sábado, 24 de abril de 2010

Cocinero

—Llegó el momento de hacer un poco de mi magia.

Con este anuncio estelar, el vendedor de Frávega nos introdujo en el mundo de las bonificaciones. Debo reconocer que siempre me intimidaron un poco los 874 hombres con chaleco de lana que, al entrar a un emporio de electrodomésticos, franquean la entrada, miran a los ingresantes y luego, cuando éstos atravesaron la línea de sus cuerpos, se los disputan con la mirada.
Hoy, fuimos a elegir una cocina, luego de dictaminar que la nuestra había pasado por la agonía, la muerte, la zombificación, el tiro en la cabeza (que es lo que mata a los zombis, afirma el experto) y la momificación. Así, no hay papas al horno que salgan bien. Por eso, nos dirigimos al retail (así dicen los que saben bián) más cercano. En 45' de seducción y rechazo, nos enteramos de que nuestro vendedor
tenía un espacio para la cocina que es igual al nuestro,
vivía en pareja con un hijo pequeño,
había trabajado en Renault por un sueldo mísero,
antes de ser un hombre sensato viajaba a 200 km/h en un Fiat 147 tuneado,
que era de Lanús (de pie)
pero vivía en Quilmes (botellazo a la Nicole),
que el pollo con papas salía genial en esa cocina,
que le estaban controlando el tiempo de atención
pero que su jefe, el gerente —"un tipo muy bueno pero que no puede descuidar el negocio"—, había tenido un día de buen humor y nos había "bonificado" tanto el flete como una garantía de 5 años.
El alma de los vendedores es tan insondable como digna de admiración. Ellos son los verdaderos artífices del stand up. Por eso, es seguro que algún castigo los debe esperar en el más allá de las compras.

3 comentarios:

c. dijo...

de pie!, me encantó.

en un viaje en taxi de 25 cuadras (era muuuy tarde y hace muuucho frío) recolecté de modo involuntario más data que vos en 45 m.
no lo digo por competir sino de espantada que quedé.

c. dijo...

hacía mucho frío. incongruencias de escribir a las 9.

Luciano Saracino dijo...

Genial el post.
Y es posta.
Doy fe.