sábado, 2 de enero de 2010

Cero

  • No tuve amiguitos de la playa.
  • No tuve vacaciones adolescentes con revolcones en la arena, ni sin éstos.
  • No tuve noches larguísimas de discotecas en lugares como San Bernardo y etc.
  • No trabajé en ningún bar o parador playero.
  • No tengo primos contemporáneos con los que haya disfrutado quincenas gloriosas.
  • No tuve un cuerpo escultural a los 16 —salvo que pensemos en Botero— con los que cosechar amores etéreos.
  • No tuve vacaciones con familias amigas y sus hijos de la misma edad, lo que podría haber generado todos los ítem anteriores.
  • No tuve vacaciones familiares con otros que fueran mis padres (esto es, ni abuelos ni tíos, ni primos grandes, ni otros vínculos que me sumaran a sus estadías veraniegas).
Ergo, no tengo nada de qué acordarme cuándo veo, por la tele, los días al sol de los primeros que llegaron a Mar del Plata.
Eso es bueno y es malo, creo.

1 comentario:

Gustavo dijo...

Y de carlos paz?