Antes de continuar, sí, hoy estuve en una iglesia pero fue por una causa de intenso bien: la comunión de mi primahijada. Continuemos.
- Experimentar que las mujeres de acción católica desafinan igual que siempre,
- que nadie revolea la maldita canasta del diezmo por los aires al grito de "¿me van a decir que no tienen plata, ahora?",
- que está la ex amiga del secundario, psicótica y negadora, que va a comulgar como si su vida estuviera dedicada a la armonía y al amor,
- que volvió el cura semisoporífero de cuando yo iba a la escuela,
- que en las intenciones involucran una oración por Benedicto XVI, el papanazi que no termina de crepar,
- que la pareja de freaks con la que iba a gimnasia tienen dos hijas iguales a él, que parece un asesino serial con neuronas desmaterializadas,
- que hay que darse la paz y besarse con la vieja de adelante,
me deja un regusto satanista con el que está muy bien vivir el sábado por la noche. Además, me duermo, segura y totalmente equivocada, de que parezco lo suficientemente jovial y superada como para que los que todavía me ubican digan "mirá Laura, no está tan destruida". Pero el despedazamiento chismoso, post-ceremonia religiosa, es algo de lo que nunca se está a salvo. 25 años en Lanús y una activa participación mía en ese sentido deberían hacérmelo entender de una vez.
3 comentarios:
Cucheme una cosita .... no creo que sea un propiedad intrínseca de Leinus City, esa ..... que usté la viva así es otra cuestión..... Pa' mi que pasa hasta en los mejores barrios de la Cap Fed y todo!
JA!
amén
yo lo que no entiendo de las misas es porque todo el mundo está todo el tiempo con cara de orto.
¿no se le llama "celebración"?
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