Y si hay algo por lo que parezco novata en cualquier lado, es por mi maravillamiento torpe frente a las muestras tecnológico-glamorosas del confort.
Desde la descarga de inodoro automática apenas uno se levanta, hasta las cajas bien diseñadas con aperitivos para viaje, pasando por los mecanismos virtuales de reservas y confirmaciones, en absolutamente todo lo que sea moderno yo parezco idiota. Por eso, en espacios donde el pertenecer es una excelente moneda de cambio, yo me gano las miradas más sancionatorias posibles, cuando trato de apretar la canilla sin saber que el agua sale cuando pongo las manos abajo, cuando me alejo espantada del inodoro porque viene una catarata de agua, cuando pregunto tres veces si de verdad no me falta ningún documento, o cuando consulto por teléfono —para que alguien me explique en persona— si lo que hice por Internet está bien.
Chips del siglo pasado, éso debe ser lo que tengo.
4 comentarios:
No te aflijas.... a todos nos pasa en mayor o menor medida....
Obviamente la medida es directamente proporcional a la edad que uno tiene.
Conocés del programa "Word" los secretos más oscuros... ese conocimiento es bien de este siglo y no de todos, sólo de algunos elegidos.
lo peor es tener sobrinos que te enseñen como usar ciertos aparatitos que no sabes ni cómo agarrar!!!
Amiga, no estás sola. Sabelo.
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