Aviso: con el correr de los días, la pertinencia de este post se hizo más débil, pero una saga es una saga, una promesa es una promesa, y de nada sirve un "Genitales1" sin un "Genitales2" después, así que habrá que sobrellevar las líneas que siguen con glamour y estoicismo.
Cualquier persona que haya ido más de 2 meses a gimnasia, sabe que el horario de la mediatarde es funesto, porque en esa conjunción espaciotemporal se reúne lo peor de lo peor de las amas de casa —que se entremezcla con las estudiantes full time y con las paracaidistas como yo que trabajan a cualquier hora. A pesar de tener ese horario libre algunas veces, lo esquivo todo lo que puedo porque sé que el dolor de los músculos no será nada al lado de las lesiones cerebrales que 55' de convivencia me pueden ocasionar. No obstante, la meta de hacer 3 clases por semana debe cumplirse a toda cosa; por eso, me fui enyoguizada a la cita de las 14 hs. para zarandear mi anatomía flanera.
El umbral de inteligencia de las conversaciones, nunca demasiado alto, se vuelve subterráneo cuando esas fanáticas de Baby Etchecopar —que ven la revolución en las marchas por la inseguridad y hacen step como si tuvieran un problema neurológico-motriz porque "la gorda de adelante no me deja hacer bien el paso"— terminan la rutina aeróbica y toman sus colchonetas/pesas. Esos 2' se vuelven cruciales para la vida humana, pues todo, TODO, depende del silencio que se pueda mantener, como si de un manantial en el desierto se tratara. Si ese velo sutil e imprescindible se descorre, suceden cosas como ésta:
—Chicas, es increíble, pero me salió una cana ahí abajo.
Esta observación mortal, no sólo era inconmensurable en su valor social por sí misma, sino que desencadenó una catarata de comentarios sobre la necesidad de depilarse en profundidad para evitar esas molestas marcas de la falta de pigmentación, de lo bien que hacen los hombres en acogerse a la moda de la depilación, de cuan cómodas se hacen las gestiones sexuales cuando ellos eligen la versión estética y lampiña de sus cuerpos y muchos otros comentarios al estilo de: "Cuando te depilás toda, como Dios te trajo al mundo, te sentís mucho más limpia. A mí me dijo la ginecóloga que eso hacía que más bacterias pudieran entrar, pero igual yo me depilo toda por higiene", que condensaban contradicción y un cúmulo de información innecesaria que me estaba achicharrando las pocas neuronas que me quedan.
Luego de esos minutos de psicoagonía, sucedieron los abdominales, los ejercicios de glúteos y, durante el estiramiento, cuando creí que nada podía ser peor, alguien dice: "El martes 24 de marzo es feriado, ¿qué se festeja?", para que otra responda "Las Malvinas, se festejan las Malvinas"*.
Chan, chan.
* Debo recordar que esa mujer es la misma que me comentó que le daba vergüenza venir en calzas porque, en la calle, "los bolivianos que están en las obras de construcción te dicen 'quiero hacer el amor con vos'". Notable la propuesta poética de los amigos andinos —yo siempre creí que esas invitaciones utilizaban otro lenguaje metafórico—, sobre todo teniendo en cuenta la destinataria.
5 comentarios:
Es pertinente, es pertinente!! Desde "la cana ahí abajo" hasta "las Malvinas"!!!!!
El blog me censuró, hice un re post y no aparece en ningún lado. Ahora ni me gasto!! Sólo voy a decir que me cansé de comentarle a todo el mundo que el gym es un lugar al que nadie va si quiere conservar su compostura mental y su salud física... pero vos insistís en 3 dosis semanales!
Ahora sí genitales está bien.
Bueno, por lo demás está bien
también. El gimnasio no es un
ámbito fácil. O sí. Depende para
quién. En tu caso parece difícil.
A veces creo, hay que tomar las
cosas según su función, y según
nada más que su función. Quiero
decir que se supone que si uno
decide ir a un gimnasio es para
mover el cuerpo, para que este
no constituya presa fácil de la
gravedad y cosas por el estilo. Yo
particularmente voy al gimnasio
porque no quiero llegar a viejo
siendo un montón de huesos a la
buena de algún dios, si lo hay. Me
propongo ser además algunos
músculos, que den nota de alguien
que aspiró, y aspira, a ser
tan fuerte como se pueda, porque
esa es una de las muchas manera de
honrar la vida. De manera que bueno,
si para eso hay que soportar la
convivencia con algunos idiotas,
entonces la soporto, al fin y al
cabo están en todas partes, e
iclusive yo, por lo menos de ratos,
me da la seria impresión que soy
uno de ellos.
Es por ese tipo de situaciones que evito casi religiosamente los gimnasios.
Eso si, nunca te hubieses enterado de las refinadas invitaciones sexuales de nuestros hermanos nórdicos.
Buen post!
Pero, los bolivianos no somos nórdicos, somos andinos.
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