Soñé que utilizaba el suavizante Vívere —el que tengo ahora en el lavadero— y que, con sólo verterlo en el lavarropas, la casa se me transformaba en una gran residencia de los años 30 y pico/40 llena de nazis con sus queridas.
Comprenderán lo tortuoso de la situación: me pasé toda la noche espiando sus chaquetas azul marino y escapando de sus miradas.
Lo peor de todo (si han leído varias posts de este blog sabrán que siempre hay algo peor) es que
yo llamaba al 0-800 de Vívere
y me quejaba por el producto fallado
que había transformado un lavado inocente
en un revival peligroso y pestilente
y, en cuanto quise demostrarle los efectos nocivos de esta partida de suavizante, la casa se pobló de nazis otra vez y yo, cansada, huía hacia la ruta donde un auto me esperaba para irme por caminos montañosos y zigzagueantes.
Las tareas del hogar no me están haciendo bien.
3 comentarios:
¿Estás segura que el Vivere lo vertiste en el lavarropa, y no lo ingeriste por vía oral o nasal?
Me encantó tu sueño.
Sep, escalofriantemente lindo!
jajajaj. En el próximo BAFICI quiero ver ese sueño en fiiilllmmm
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