Yo: ¿qué preguntas? No te estoy haciendo tantas preguntas.
Él: psst.
Y no se trataba de preguntas fundamentales, sino de:
¿querés un mate?
¿voy al supermercado ahora?
mejor me voy a dormir y me baño mañana a la mañana, ¿no?
¿la negra querrá comer de nuevo?
¿por qué no funcionan los parlantes de la computadora?
¿no viste dónde dejé mis llaves?
¿vamos a ver una peli ahora?
¿querés más arroz?
¿estará lista la tarta?
pero la cuestión es que, desde que se hizo explícita mi frecuencia de interrogantes bobos, ya no pude dejar de formularlos:
¿hago más tostadas?
¿el supermercado chino está abierto hasta las 9,30, no?
¿qué querés cenar?
¿podés traerme el celular de la terraza?
¿no te querrías llevar la ropa seca a la habitación?
¿puedo chequear mis mails en tu computadora?
Muchachos, no echen luz sobre la existencia de comentarios tontos, porque es una puerta que, luego de abrirla por primera vez, se hace giratoria para siempre.
El que avisa no traiciona.
5 comentarios:
puedo pagar el precio de una eternidad de preguntas bobas (que nunca lo son) si la eternidad te trae incluída.
Ay! Ayay! Ayayay! Ayayayayay!!!!!!!!!
qué lindo que la gente se quiera!
Deberías estar agradecida de tener un novio tan cursi y que, encima, lo haga público.
Yo agradezco tener un amigo así, el único por supuesto, así voy por la vida diciendo: "Tengo un amigo negro, uno judío y uno cursi".
Queridísimo Juano: como siempre, me sacaste la foto. Soy un cursi. No hay remedio en lo mío. Y lo que es peor, un cursi de los que lloran con las pelis, y esas cosas...
Pero como diría un tal Sabalero: "borracho, pero con flores vuelvo".
jajajaj muy buen post!! me siento totalmente identificada. Igual, ojo!! que la puerta giratoria tranquilamente gira para el lado contrario.
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