Luego de comprobar, horrorizada, que se siguen vendiendo las galletitas que nos daban en el jardín de infantes:
insípidas,
de color mortecino,
con formas de animales redondeados
y con confites de miga
que sólo se podían deglutir con ese jugo de sabor indescifrable
que la maestra repartía en vaqueteadas jarras de plástico,
me di cuenta de que uno se hace grande cuando empieza a elegir galletitas aburridas (pero ricas, eso sí).
Habiendo paquetes surtidos, rellenas, de chocolate y bañadas, me decidí por un mustio pack de "lengüitas" porque son sabrosas para comerlas cuando tomo té. Aunque ahora las estoy sumergiendo en una taza con leche descremada.
Díganme si no hay nada más depresivo.
4 comentarios:
ja1 Y las de los signos que eran cuadraditos de chocolate.... te acordás de ésas?
Ay! quién pudiera volver a las jarras pláticas de matecocido con mil miyón kilos de azúcar que le echaba Norma....
En fin Norma ya no está, y yo no creo querer vovlver si eso implica volver a pasar por la adolescencia, ponele.
mmm las lenguitas son supremas. Igual no se que es más deprimente, vos sumergiendolas en leche descremada o yo tratándome de comer una rodaja de pan de salvado sin sal untada en dulce de leche light...
Jaaaa!
Amigas mías, noto que todas tenemos una cruz alimenticia a la hora de la merienda.
Daria, las galletitas cuadradas de chocolate son las Horóscopo, riquísimas y que sí, cuando no siento problemas de fagocitar dulces, me las compro con todo placer.
es que estamos un poco viejas y un poco aburguesadas. ¿será?
yo me jacto de haber abandonado las galletitas pero hoy merendé un te con un alfajor havanna ¡vencido hace un mes!
estaba riquísimo igual.
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