Vivir en un sector de la ciudad surcado por vías de ferrocarril acrecienta las posibililidades (elevadas y casi absolutas, en mi caso) de llegar tarde a cualquier lado.
El funcionamiento es casi sádico: sólo hace falta que un chofer de colectivos decida disfrutar de un tiempo de descanso frente a un semáforo en rojo que podría haber evitado y, de este modo, la profecía se cumplirá en forma irremediable.
Hermanos demoráticos: busquen las praderas, las playas o los sitios que puedan cruzarse en diagonal. Hay muchísimos lugares urbanos que no fueron hechos para nosotros.
1 comentario:
tengo un dato para el gatito!!
por favor comunicate conmigo:
abrilbarrado@gmail.com
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