miércoles, 12 de septiembre de 2007

MalaEducación

Kids y Bully, dos films de Larry Clark, son considerados (el primero más que el segundo) como modelos de relatos de chicos anómicos, como los que viven en cualquier sociedad occidental: descuidados, con dinero y con tristeza, suelen planear cosas que les salen mal y pagan muy caro por ello. En algunas ocasiones, dejan la salud y la vida; otras veces, la libertad y también la vida (gracias a la pena de muerte). En esta clasificación también ingresa Trainspotting, aunque sea mejor que las dos anteriores.
Cuando Kids se publicitaba como la película que, por fin, iba a dar voz a la nueva generación descarriada de adolescentes, yo tenía 16 años, más o menos. Pocos meses después, miré ese film como si de verdad pudiera decir algo más que otras historias de jóvenes políticamente incorrectos. Y, para mi edad, había resultado convincente.
Hace pocas semanas miré Bully. Hace 9 años que no tengo 16, y me llevé una sorpresa inquietante. La estructura del argumento es la misma: chicos que se portan mal, divididos en dos bandas. Uno de ellos perjudica gravemente a una chica del bando contrario —no voy a decir cómo— y el grupo damnificado decide hacer justicia por mano propia, con sus propias reglas de juego. El desenlace es altamente legal: la policía los descubre, ellos no pueden elaborar una mínima coartada, el juicio los aplasta y se van a la carcél para siempre, o por pocas semanas, hasta que mueren en la silla eléctrica o con otros métodos centenarios.
La película, la verdad, no es buena. Pero ese no sería el mayor problema.
Me quedé pensando en esa supuesta moda alternativa que contaba lo que otros films callaban... Porque, al final, lo que esas historias nos decían a adolescentes como yo era: "Si tu conducta es mala, la ley (biológica o humana) te caerá encima de manera implacable, a través el HIV o de la cárcel, sin que puedas articular ni una palabra ni una huida. Te tendremos cercado de todos modos, no importa cuan raro seas: ten en cuenta que de la sanción nunca se escapa". Una especie de castigo inefable, que no da cuenta de nada demasiado novedoso ni en el cine, ni en la política, ni en las ideologías policíacas y conservadoras.
¡Imagínense si los que ahora tenemos 20 y pico, 30, consumimos esas películas "independientes" y resulta que nos alimentamos culturalmente con comida podrida! Tantos años esquivando la tentación de Los bañeros más locos del mundo y su increíble saga, para darme cuenta de que todo es más o menos lo mismo. Qué decepción.

4 comentarios:

Andre dijo...

Ay Laurita!!!! Estas cosas pasan, es difícil aceptarlo, pero pasan. Un día te das cuenta de que no hay nada nuevo bajo el sol y que todo sigue siendo funcional al "sistema" (Ay! ahora me siento como de 19 cuando leíamos a Adorno .... cuando todo parecía una mierda)
Por otro lado si tenés ganas de mirar los Bañeros... hacelo!!! A mi me traen lindos recuerdos, imagenes de mis primos, hnos y yo todos chiquitos en cumples fliares.... Sí he mirado y miro "porquerías", tengo muertos en el placard .....

Luciano Saracino dijo...

por eso mismo que decís, Laura, no hay que buscar mensajes donde nos dicen que los encontraremos, sino encontrarlos donde nos dicen que no busquemos.
¿Alguna vez viste La Noche de los Muertos Vivos (1968)?
Bueno, ahí una peli con mensaje. Pero de verdad.

Jerry dijo...

Mas allá de que para mi "kids" es una porquería, creo que el mensaje "novedoso" no era que si te portas mal, hay castigo. Lo que se ve en esa pelicula, que no se suele ver mucho en el cine tradicional, es que los "niños" también sufren las peores consecuencias, descenlaces reservados generalmente para personajes malvados mayores de edad.
Auque con temática distinta, a modo de reflejo de cruel realidad, me gustó mucho "Ciudad de Dios", aunque nunca podria decir si realmente es fiel reflejo de la vida en las favelas.

Laura dijo...

Estimadísimo Lucho: usted es el que me conduce por los insondables caminos del cine bizarro con un supuesto trasfondo político.
Así que si no vi la peli del 68, indudablemente es su culpa.