Éramos muy jóvenes. Creo que durante aquel año no dormí nunca. Pero tenía un amigo que aún dormía menos que yo y algunas mañanas se le veía pasear por delante de la estación a la hora de la llegada y salida de los trenes. Lo habíamos dejado poco antes en su portal, ya de madrugada, pero Pieretto había querido dar otra vuelta, ver el amanecer y tomar un café; luego estudiaba las caras adormiladas de los barrenderos y los ciclistas. Ni siquiera él recordaba con claridad las conversaciones sostenidas durante la vigilia nocturna. Las había digerido y ahora decía con tranquilidad:
—Es tarde ya, me voy a la cama.
Cesare Pavese, El diablo sobre las colinas.
Antes de elegir un libro, siempre leo su comienzo. Si se puede construir un buen inicio, es posible hacerse cargo del desarrollo. A veces me falla pero, en el caso de este libro, no.
1 comentario:
Comentario de prueba!!!!
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