3 señales de que mi actitud integral seguirá siendo tan bizarra e inconducente como antes del 18 de diciembre, día en que nació mi hija:
- En medio de la operación que la extrajo, confundí el olor a quemazón del cauterizador de mi propia carne con un interesante aroma a comida, "a calentito", para referirlo textualmente. Bendiciones alucinógenas de la anestesia y de una cesárea el domingo al mediodía.
- Estando internada, llamé al servicio de instalación de aires acondicionados para avisar que no vayan a casa porque si bien habíamos arreglado cita para el 20/12, se me había adelantado la fecha de parto y no iban a encontrar a nadie. Que disculparan.
- Cuando a la madrugada me quedo dormida y en lugar de pasar 3 horas, transcurren 4 antes de volver a darle de comer, le digo entre lágrimas: "hija, tu madre es Courtney Love, perdoná, no va a volver a pasar". Y pasa de nuevo, obvio.
- Ahora, mientras escribo esto y vuelvo al blog después de varias semanas, ella patalea despierta en el puff que está atrás mío. Todavía no me organicé para bañarla en un horario humano, y suelo sacarla a hacer trámites con la ropa con la que durmió, porque mi capacidad para armar una mañana sensata es equivalente a cero.
1 comentario:
Hola, hemos agregado un trackback (enlace hacia este artículo) en el nuestro ya que nos pareció muy interesante la información detallada pero no quisimos copiarla, sino que nuestros lectores vengan directamente a la fuente. Gracias... www.simitporplaca.net
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