lunes, 29 de noviembre de 2010

Confesión

Anteúltimo día de noviembre. Es el momento de reconocerlo. Mañana será tarde para lágrimas.
No vas a llegar a hacer ni la mitad de lo que te propusiste para diciembre, sobre todo calculando que es el único mes del año que se termina en un día 15.
¿Trabajos finales? ¿Parciales? ¿Trámites bancarios? ¿Turnos con el médico? Como diría una insoportable publicidad de higiene femenina: ¡Olvidate! El año se termina mañana a las 20 hs. y no hay nada que se pueda hacer para detener el tiempo. Hoy es lunes, y mañana es viernes. El resto de los días son momentos de dispersión encubiertos. Asumir esta situación nos reducirá la angustia y nos brindará más espacio para sufrir otro bodrio findeañero: la Navidad. No pierdas la oportunidad de odiar las fiestas sólo por concentrarte en tus objetivos pendientes. En enero también tendrás la chance de darte cuenta que, en otro mes distinto, tampoco hiciste nada. En cambio, detestar la Navidad es algo que sucede sólo una vez por año. No desvíes tu energía orientada hacia lo único por algo que se repetirá en el futuro cercano.

3 comentarios:

Adrimosar dijo...

terminó el año ya!
lo que fué, ya fué...
y lo que no, tendrá que esperar, por lo menos, hasta mediados de febrero.
;)

Mária dijo...

tal cual! voló el tiempo y las metas (no alcanzadas) del año 2010 volaron con él! no sé por qué, pero me viene a la frase la inglesa expresión:
"what a pity"

Laura dijo...

+adrimosar: lo bueno es que llegamos, el 1° de diciembre, a ver a Muu+. ¡Ése es el verdadero cierre de oro del año!
Mária: ¡que pare el viento y que las metas no se vayan muy lejos! Es tan diciembre, que me da pereza pensarme otras para el 2011.