jueves, 15 de octubre de 2009

Buffet

Cada vez que mi casa entra en una nueva obra de albañilería, me acuerdo de mi abuela Virginia, que recompensaba a los obreros con kilométricos sandwiches de milanesa todos los mediodías. Tan suntuosos eran los banquetes, que mi recuerdo de infancia los muestra tiraditos sobre la escalera de la terraza, tratando de que la diagonal de su cuerpo ayude a la digestión. Creo que trabajaban unas 2 ó 3 horas por día y comían 4 ó 5, así que eran muy largas las campañas de cal y arena que se vivían en Lanús.
Ahora, que es a mí a quién le tocan las pesadillescas jornadas con albañiles en el hogar —nada más molesto en el mundo—, pienso por qué existe ese momento del día en que nos vemos sutilmente obligados a pensar en el almuerzo del albañil. En otros trabajos, a menos que haya una decisión explícita, nadie se preocupa por lo que el otro va a almorzar y, sin embargo, como si nuestro muchacho de la construcción fuera un pariente de visita, en casa se piensa qué es lo que puede comer al mediodía.
Mi huésped trabajador tiene suerte hoy: recién le acabo de subir a la terraza una bandeja con fideos con crema y jamón, la única porción sobrante de la cena de ayer. Mientras tanto, estoy hirviendo para mí unas tristes papas con otras mustias zanahorias. Debido a la inquietud que me provoca esta situación, pregunto:

¿ALGUIEN LE COCINA AL ALBAÑIL CUANDO TRABAJA EN SU CASA, O YO ESTOY PERDIENDO COMO EN LA GUERRA?

3 comentarios:

Andre dijo...

A mi tp se me cruzaría por la cabeza el tema de darle de comer al albañil. Más bien se me cruza el asadito de obra .... desps del asado del abuelo Negro, el mejor.

La Criatura dijo...

los últimos albañiles que estuvieron en casa eran adventistas, o evangelistas, u oscurantistas, y al mediodía rezaban.

Cuff dijo...

Estemmm yo creo que no es normal.
A lo sumo un cafe, o algo para tomar.

Aun asi, viendo que tenes esa costumbre, yo dispongo de conocimientos referidos a instalaciones electricas.
Asi q si vas a cocinar asi, teneme en cuenta.