domingo, 28 de marzo de 2010

Bobada

Recién leí que Lacan había esbozado un concepto que se presenta como "amor de transferencia" o algo así. Me parece un excelente título para una canción cuartetera.

Tarascón

Tal vez sea mi 2012 maya anticipado, un cambio de era sólo para mí, pero lo cierto es que se terminó la filantropía canina que me acompaña por las calles.
El viernes me mordió un perro callejero grandote y me dejó un hueco divino, apto para lapicero o para papel enrollado que se puede leer en 50 años —conmigo viva o muerta—, en la parte de atrás del brazo.
7 días de vacunas, 2 días de refuerzos, antibióticos y antiinflamatorios. Sin embargo, estaba convencida de que la rabia igual me había llegado cuando vi en la TV:

  • Standaperos por Telemax (gracias M. por el dato de su existencia).
  • La producción de Wojtyla, el musical, hecha por unos scouts católicos que cumplieron 40 y no saben qué hacer con su inutilidad.
  • La presentación de Breeders, el negocio de unos grasas de Patio Bullrich que matan animales hermosos para hacer tapados horribles, presentado por Leticia "Muñeca" Carosella en Chic (hagan como que escriben en el aire, que ése es el código de la gente bián que actúa pásimo).
  • Una entrevista de Anabela Ascar a Alejandra, una pintoresca meretriz vestida como Madonna en los 80 que pasó por "todo", pero que conoció la superación espiritual cuando, a mediados de los 90, un cliente le dijo que venía de una dimensión extraterrestre y quería salvarla. Me quedé esperando que le preguntaran si le cobró el servicio o no.
Como en el evento del enchufe, me accidenté un viernes a la noche y el fin de semana, en consecuencia, resultó un fiestón. Pero teniendo TV bizarra, todo puede superarse.

viernes, 26 de marzo de 2010

Visitas

En un curso intensivo de metodología cualitativa, las referencias a la maravilla de la diversidad no dejaban de sucederse. Reflexiones etnográficas, las revelaciones de historias de vida, la revolución de investigar sin presupuestos y demás delicias que nos hicieron pensar a muchos que la dimensión desconocida se estaba abriendo ante nosotros y que, encima, nos iban a dar la llave para que entrásemos y saliéramos a gusto. Estaba a punto de solicitar medicación para tolerar tanta alegría y respeto por la creatividad metodológica cuando uno de los docentes mostró la hilacha:

—Bueno, es cierto que hay que encontrar un modo de comunicarse con el otro que muestre cercanía y no lo incomode. Aquí, en nuestro instituto, hay muchas historias divertidas de compañeros investigadores que se disfrazaron para ir a trabajar al conurbano, porque sí, porque no se puede ir como uno está todos los días.

¿Se habrán puesto joggins con pitucones de telas estampadas, cosidos con puntadas largas que se ven en los bordes? ¿Se pintaron la cara con corcho quemado? ¿Se tiñeron de rubios y se dejaron las raíces negras a la vista? ¿Se llevaron una olla grande y abollada en lugar de un taper con espárragos y queso azul? Mi esencia lanusense se burbujeó todo el resto de la tarde. Qué peligro el de los investigadores que sólo salieron de Capital Federal cuando supieron cuántos, cómo y a qué hora entrevistar a sus estrellas de tesis.

domingo, 21 de marzo de 2010

Pesadilla

Estás en la unidad de la línea 126 que conduce un fanático de Callejeros. Ese mismo que, hace algunos meses, te llevó desde San Telmo a Floresta escuchando un único tema, el estreno y absolutamente igual a todos los demás, de la banda jettattore. Ese conductor infernal es, también, el que puso luces azules en su vehículo, asemejándolo a un tétrico hotel alojamiento lleno de personas a las que no tocarías ni con un palo (ellas tampoco a vos, no hay que hacerse el/la lindo/a). En esta ocasión, el domingo se vino con un poco de romanticismo imprudente y, oh sorpresa, la banda sonora del viaje son los grandes éxitos de Maná. Imposible evadirse: el monstruo del transporte puso parlantes en todos los sectores del colectivo. Manoteás con desesperación el interior de tu bolso, buscando lo más deseado entre los carilina, el libro, el celular, los chicles y los boletos del año pasado. Te olvidaste el mp3 y te quedan 40 minutos de recorrido. Qué mal momento.

jueves, 18 de marzo de 2010

Condescendencia

—Y no, van a tener que empujar a los demás, si no no van a poder salir.
—Empujen si quieren salir, acá no se va a mover nadie.
—Apúrense y sigan empujando, si no va a arrancar el tren con ustedes arriba.

Estación Floresta del FF. CC. Sarmiento, martes a las 18,30 hs.

Tenía entendido que los concesionarios de los ferrocarriles eran unos corruptos increíbles y unos inhábiles completos para brindar un servicio de transporte medianamente pasable. Pero no pensé que los usuarios iban a interiorizar tanto la mediocridad del mecanismo como para establecer que, si lo que se quiere es salir del vagón —una actividad tan obvia como entrar en éste—, hay que maltratar a todos los que están adelante.

martes, 16 de marzo de 2010

Hundimiento

Esta semana es de terror-terror.
8 horas diarias de un curso soporífero me quitaron toda inspiración.
Pero por suerte tengo ojos y anteojos.
¿Por suerte?
Esa fue mi pregunta cuando vi la foto de la modelo de la revista Saber Vivir, la que está en los kioscos este mes. No se la pierdan, porque la que de verdad se perdió fue ella, pobre.

viernes, 12 de marzo de 2010

Ysí

Ahora que todos los invitados han terminado el libro de la Coca Sarli, la enciclopedia de suicidas y los diarios del día que a veces reposan ahí, suelo tomar una de las Playboy que compra mi concubinovio y llevarlas al baño porque me parecen una buena lectura al paso para ese ambiente. Sé que muchos varones coincidirían conmigo, pero es claro que mis razones son bien distintas.

jueves, 11 de marzo de 2010

Encontronazo

"Sí, cariño, te querré para siempre y cada año me gustarás más. Leamos este artículo para enriquecer nuestra intimidad:

La Estrella de Mar es una excelente posición para el sexo matutino, para evitar la visión y olor quizás no muy agradable de una pareja recién despertada. Funciona así:...".

Sinceridad punk. La información innecesaria que estábamos esperando.

miércoles, 10 de marzo de 2010

AntiHogar

La cocina no funciona.
El lavarropas se rompió en forma definitiva.
El calefón tarda en calentar el agua.
La ficha de entrada del DVD no engancha bien la parte de video.
Una de las llaves de luz del patio ofrece electropatadas.

Es obvio. La casa nos abandonó.

sábado, 6 de marzo de 2010

Información

Hombres que viajan en colectivo, entérense de que ya no se usa más que se sienten abriendo tanto las piernas que sus pies quedan a un 1 m. de distancia entre sí. Nadie pensó ni pensará que están mejor dotados por no saber ubicarse en el perímetro de un solo asiento de transporte público. Es hora de que lo sepan.

viernes, 5 de marzo de 2010

Insufribles

Voy caminando y veo cada una de esas trayectorias.
De arriba hacia abajo, ondea un poco y amenaza con el estallido, pero finalmente se destroza por dentro contra la vereda, manteniendo sus límites que se expanden un poco, se achatan y finalmente dibujan una forma indefinible y algo asquerosa sobre las baldosas. Su consistencia genera un poco de inquietud pero hay algo en su sabia naturaleza que impide su desparramo. No obstante, pese a las demostraciones de resistencia del polietileno, todavía no puedo creer la multiplicación espontánea de estúpidos culopesado que arrojan su bolsa de basura diaria desde el balcón. Se merecerían una cama elástica invisible que les devuelva sus residuos y se los estampe en la ventana, plenos de olor, colores inequívocos y texturas insoportables.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Disimulo

Tal vez no le suceda a muchas, pero cuando veo a una mujer comprando maquinitas de afeitar y poniendo excusas para demostrar que no las usa ella, me siento identificada en su incomodidad. Ayer, una chica hizo todo un monólogo sobre el uso de una máquina de afeitar por parte de su novio, diciendo cosas tales como "No, yo creo que debería llevarme X, porque la tiene hace mucho; un modelo nuevo no es el que debe estar usando ahora", o "Bueno, está bien, dame la que tiene 3 repuestos, así no le compro por bastante tiempo y me deja tranquila". Aunque haya de las versiones rosas para féminas, y aunque comprar preservativos no provoque ningún problema, al buscar una hoja de afeitar clásica (amarilla o azul) yo también intercalo comentarios al estilo de "Ay, la verdad es que no sé bien cuál usa, ¡no sé para qué me manda a comprarle esto!", como si al comerciante le importara el móvil de mi elección de producto, y como si le interesara suponer que yo no soy la que lo usará. Sí, soy una careta en los negocios de perfumería, es hora de asumirlo.

lunes, 1 de marzo de 2010

Valoración

Decididamente, tendré que buscarme otra ocupación para declarar si me preguntan las chicas de gimnasia. Tal vez sea bailarina de caño, stripper de Pinar o escort por horas. Explicar de qué trabajo me resulta no sólo tedioso, sino también fallido. Hoy volví a caer, frente a una asistente novata que, días atrás, me dijo que se cansaba pronto porque trabajaba 12 horas parada. Frente a eso, no hay mucha competencia de displacer. Pero hoy creo que me odió para siempre.

Ella: ¡estoy muy cansada! ¡No llego, después de tantas horas parada!
Yo: sí, la verdad es que es un esfuerzo. ¿Dónde trabajás?
Ella: en un negocio de Flores.
Yo: ah, ¿y ni una banquetita para sentarte un rato?
Ella: ¡no, qué banquetita ni banquetita! ¡Estoy parada!
Yo: bueno, calculando que es un negocio, podrías pedir que cada tanto te dejen descansar, digo.
Ella: no, ni ahí.

(Rutina de aero-box. Cuando termina, después de tomar agua, recomienza el diálogo)

Ella: ¿dónde trabajás vos? ¿Por acá?
Yo: no, no, en el centro.
Ella: ah, ¿y qué hacés?
Yo: eh, bueno, trabajo mitad en la facultad y sigo ese trabajo en casa la otra mitad de la semana —esto es, trato que esquivar el "qué" enfatizando el "cómo".
Ella: ah, en casa, ¿en casa de familia? ¿Trabajás en casas de familia?
Yo: no, no, trabajo en... bueno, trabajo dentro de la facultad.

(Rutina de mancuernas y sentadillas. Durante el ejercicio, insiste)

Ella: la verdad, no entendí nada lo que me dijiste.
Yo: está bien, no es importante. Si no, después te explico.

(Comienza la rutina de abdominales. Cuando pienso que se va a aburrir de lo pendiente, regresa)

Ella: hasta "facultad", entendí.
Yo: bueno, sí, trabajo en la facultad.
Ella: ¿cómo administrativa?
Yo: no, en una parte dedicada a la investigación. Tenemos un proyecto y lo investigamos durante algunos años. Por eso, como el tiempo que estoy en el instituto no alcanza, sigo en mi casa.

(Aquí comienza el lugar común que todo becario estatal/universitario debe afrontar)

Ella: ¿pero quién te paga? ¿Quién te subsidia?

(En este punto, lo que hay que contestar es: "sí, lo que estás pensando. Me pagás vos, y también me pago yo misma. También se subsidian la Iglesia y los colegios privados y nadie dice nada", porque es la forma de abreviar las explicaciones sobre la necesidad de la formación en investigación científica por parte del Estado)

Yo: la universidad me paga.
Ella: ah, ¿y a vos te pagan por hacer eso?
Yo: sí.

Revoleo de ojos + esquiva la mirada + mueca de la boca hacia abajo + resoplido + silencio.
La próxima, repito, digo que soy bailarina de caño, stripper en Pinar o escort por horas. No sé quién me manda a abogar por la sinceridad.