jueves, 30 de agosto de 2007

AnimalYiya

La veo, cuadro por cuadro.
Parada en el umbral de mi ventana, pasa su cuerpo gordo por las rejas, se encastra en un casillero determinado (siempre el mismo) y se prepara.
Pueden pasar dos o tres minutos, pero finalmente sucede: como si estuviera empecinada en volar, mi gata se lanza, feliz, sobre el toldo de chapa plástica de mi vecina, en la planta baja.
A continuación, con intensidad variable, un insulto, un grito, un lamento, o una advertencia: "vamos a ver cuando sea verano y quiera abrir el toldo, eh!!!!!!!".

Hay dos defensas que puedo realizar:
1. La gata, en verdad, no es mía, sino de mis vecinos (los que quieren ser amigos nuestros). A diferencia de los perros, los felinos sólo se quedan en el lugar donde se sienten bien y, si es preferible, lejos de los niños (a mí me suele suceder eso). En consecuencia, esta gata —la que está en la foto que publiqué en este blog— nos eligió: duerme, come y nos espera a nosotros. Yo lo tomo como un elogio.
2. Justamente, que le demos hospedaje a la gata impide que se lance con tanta frecuencia al toldo plástico, porque le abrimos la ventana y la dejamos pasar. Cuando quiere irse, bajamos la escalera juntas y le abro la puerta. Esto tiene dos efectos: uno, el ataque a mi vecina tiene menos repeticiones por día, y dos, que justamente por esa baja tasa de lanzamientos, mi vecina está más pendiente de los saltos, es decir, ya se ha desacostumbrado.

Hay dos hechos que pretendo exponer:
1. Mi vecina tenía un loro. El loro hablaba todas las mañanas. Una mañana no parloteó más.
2. Mi vecina utiliza veneno, en bolitas, para ratas. Lo disemina por toda su casa, incluso cerca de la jaula. Un día, un animal murió en su casa. Se especificó que no se trataba de un roedor.

Por todo lo expuesto, tengo miedo de que mi vecina le ofrezca a la gata negra el mismo canapé mortal que le facilitó a su loro. En ese caso, yo me podría convertir en una piromaníaca de debut y despedida.

Envío

Recién puse "Enviar" a la contestación intempestiva que mi entrada anterior, y pegué el texto en mi mail sin ningún tipo de atenuante o censura.
Creo que disfrutaré de buenas carcajadas durante este día.
Próximamente, la respuesta del señor en este blog (si es que vuelve a escribir).

miércoles, 29 de agosto de 2007

Desaire

(Mail a un encargador de trabajos tonto, aburrido y reaccionario)

Ignatius:

Parece que el don de la ubicación está más demodeé de lo que pensaba.
Verte la cara, y tipear tus bodrios fascistas, es mucho más caro que cualquier presupuesto que pueda elaborarte.
Tengo suficientes motivos para lesionar mi salud mental, y comprenderás que no puedo agregar ningún otro más.
Reilly clase B (si algo así es posible): con los 20 pesos que me debés, comprate el diario durante los próximos quince días y buscate un trabajo en serio, por una vez en tu vida.

martes, 28 de agosto de 2007

Quemazón

Maneras eficaces de manejar la confusión

1. Pensar: ...



(Para estar siempre bien, otro maldito libro de autoayuda)



Van a llevar a la pobre gente al infierno.

Pero hay más:



Vamos a una fiesta y durante dos horas se cuentan chistes. Al día siguiente no recordamos ni uno. Eso sucede porque mientras alguien cuenta un chiste, estamos ocupados tratando de recordar el próximo chiste que contaremos antes de que alguien nos gane de mano.



Dos observaciones:

1) ¿Alguien resistiría una fiesta en la que los invitados cuenten chistes durante dos horas? Aunque lo intentes, debe ser muy peligroso: podés terminar escribiendo libros de superación personal.

2) Siempre creí que no me acordaba de los chistes porque tanto no me habían hecho reír, o porque había tomado de más. En este último caso, la risa tiene un origen turbio, y no puede atribuirse sólo al cuento humorístico.

lunes, 27 de agosto de 2007

Carnaval

—¡Evangelina Cardozo! ¡Evangelina Cardozo!

Un muchacho visiblemente borracho, que extrañamente viajaba de pie y sin caerse en el colectivo 37 (Lanús-Ciudad Universitaria), me interpelaba de este modo tan equívoco, aludiendo a Evangelina Carrozo, reina de Gualeguaychú y bufón(a) de programas de TV.
Laura (yo) lee un libro en un asiento de a uno.
El borracho (él) sostiene un caja tetra-brik de vino "Don Ernesto", de valor indescifrable (tal vez le hayan pagado por beberlo).

Puedo asegurar que me parezco a un ratón de biblioteca antes que a la reina del carnaval. Las razones son varias, entre ellas: tengo anteojos, algunos kilos de más, no poseo siliconas en mi impredecible geografía corporal y, sobre todo, estaba leyendo un libro (no es una acotación de resentida).
Una parada después de Caseros, buscando la salida más cercana, el borracho me despide y avisa: "Che, ahí se va Evangelina Cardozo; chau Evangelina".

De todos modos, no sufrí tanto el parecido que ese joven aneuronal me encontró, sino los juicios de analogía que seguramente realizó el resto del pasaje, del estilo:

"Esta es Evangelina después de la epidemia de peste bubónica",
"Esta es Evangelina después de comerse una carroza completa de ravioles", o,
"Esta es Evangelina, mi tía bigotuda de Claypole"

Ser objeto de la perfidia circunstancial de un grupo de pasajeros aburridos, es una prueba para la autoestima. Yo, obvio, me fui a marzo.

P.D: con lo de "algunos kilos de más" ya se inclinaron por la segunda opción de los pasajeros, ¿no?
P.D.2: el dueño-cajero de la panadería —un personaje habitual de mi vida cotidiana— hubiera emitido su carcajada final, casi póstuma, si hubiera escuchado esta comparación (ver "Miopía" y "Paciencia").

sábado, 25 de agosto de 2007

Emboscada

Un día verdaderamente agotador, en términos mentales.

El ser inocente hasta que se demuestre lo contrario se revirtió violentamente, y me transformé en una culpable permanente hasta que las pruebas me beneficiaran.

Aunque no tenía nada de culpa, el trabajo de reconciliación fue arduo y siempre incompleto, como sucede en todas las relaciones amorosas.

Eso me hizo doler la cabeza y me dio sueño. Además, me rapiñó el humor para relatar el episodio.

Había pensado en otros temas para escribir, pero el cansancio sólo me deja espacio para la catarsis bloggera.

Y para dejar una foto amable, con la que puedo establecer una correspondencia circunstancial de sentido.


viernes, 24 de agosto de 2007

Destino

Hay personas que suelen caer en actos fallidos mucho más fácil que otras. Yo pertenezco al primer grupo. También conocida como "mandársela", esta acción frecuente equivale a cometer un error, un craso error, frente a la persona menos pensada.
Ejemplos (de la vida real):

Caso 1
Laura: sí, hay gente que a todo le pone edulcorante. Pesa 150 kilos, come de manera bestial, y usa edulcorante.
Interlocutor: bueno... yo peso 150 kilos, pero tengo que usar edulcorante, por la diabetes.

Caso 2
Laura (en España): ja, ja! Me reconoció que era argentina por mis eses, ¿no?
Interlocutor (español):... (cara de incomodidad, y paso a otro tema)..
Aclaración necesaria: "eses" es homófono de "heces".

Caso 3
Luciano (novio y cinéfilo consagrado): ¿vamos a ver "Batman Inicia"?
Laura (el título que se representó en su mente es "Batman Y Nicia"): ah, sí, ahora se estrenó en el cine... ¿viste que de Nicia hace la novia de Tom Cruise?
Luciano: ... (aunque en ese tiempo se encontraba en los albores de la relación, seguro que pensó cómo tramitar la posesión de un arma, para la próxima vez que hablara con Laura sobre cine).

¿Se entendió el concepto? Lo peor de todo no sería la frecuencia, que ya se transformó en un hábito, en un código, y en una marca distintiva: lo verdaderamente malo es que, mientras pronuncio las palabras que me llevan al abismo, sé que me conducirán al mismísimo infierno de la imagen personal.
Y, a pesar de todo, no puedo detenerme ni evitar la debacle.
¿En estas cosas se verificará el destino ineludible de cada uno?

jueves, 23 de agosto de 2007

Pared

Hay fragmentos de visión, perspectivas de la mirada, que, aun en mi casa de ahora, me hacen sentir como "en casa".
Es una sensación rara, porque mi referencia de hogar evoca muchas viviendas (la de ahora, las que habité con mis padres, la de mi abuela, etc.), pero hay composiciones mínimas, que se encuentran en cualquier lado, que me remiten a esa idea de casa que conservo en mi mente, sea cual fuere la forma que tenga en este momento.
Y es una sensación rara, como percibir el aroma de un árbol que te teletransporta a la Navidad cuando eras chica, o un desodorante pegajoso, flotando en el aire, que te lleva directamente a la clase de educación física del colegio.
Ayer me pasó algo así: estaba barriendo las hojas secas de mi rectangular(cito) pasillo, cuando miré a través de la ventanita de mi puerta —la que da al pasillo conjunto que tienen todos los ph— y descubrí un entramado de cables pegados a una pared que alguna vez fue blanca pero ahora gris, con rastros de humedad, y que necesitaría una mano de pintura (que dudo en darle alguna vez).
Me di cuenta de que a ese recorte de pared —mezcla de cal, hongos y tiempo— lo había encontrado en cada una de mis posadas, y me sentí como en casa o, en verdad, como en todas las casas en las que alguna vez viví.
Tal vez, el encontrarse a gusto sea eso, ¿no? No buscar confort ni belleza, sino acomodarse plácidamente entre las pelusas, la tierra y el poco de humedad que todas las casas poseen.

domingo, 19 de agosto de 2007

YerbaMata

Hay cosas en las que no se puede, ni se debe ahorrar, dice Isabel, mi madre.
Y existe un producto en especial que es irregateable: la yerba mate. No importa si cada día sube cinco centavos de manera ininterrumpida, si los supermercados han decidido estafar a los consumidores materos, o si existen miles de marcas a un precio sensualmente menor. Hay que comprar la que es conocida, o la que ya se sabe que es buena.
Pero, más allá del dinero que cuesten, sucede que a mí me encantaría consagrarme como "catadora" de yerbas mate: conocer acerca de las regiones, las texturas, los sabores, los olores, con palo o sin palo, y hasta la capacidad de "aguante" para que el mate no se lave, etc. Así es como me embarco en travesías desagradables para mi sentido del gusto, desde la Capital Federal y a partir de la oferta insondable del supermercado chino que está detrás de mi casa.
Como parte de mi formación autodidacta en el tema, decidí que las yerbas que eran de Misiones valían la pena ser probadas, en desmedro de las provenientes de otras provincias. La segunda suposición es que la aventura es mayor cuanto más baratas sean, porque la yerba mate cara debería ser de buena calidad. A partir de esos dos principios básicos, comenzó mi desventura.
De un lado...
Yerba mate Esplendor, $1,75, producida en la provincia de Misiones, paquete artesanal, papel de dudoso gramaje.
Del otro...
Paladar de Laura, valor incalculable (no podré conseguir otro), producido en la Honorable República de Lanús (prov. de Buenos Aires), paquete artesanal, calidad dudosa (obvio).

Si quieren saber lo que sentí al cebarme el primer mate, sólo coloquen una pizca de jabón en polvo en la punta de la lengua.

Hace mucho tiempo, he probado alimento balanceado para ver por qué le gustaba tanto a mis gatos, pero puedo decir que aquella prueba fue menos lastimosa que la que me tocó pasar con la yerba Esplendor.
No hay dudas: el acto de catar las yerbas es un sacerdocio. Pero no me vencerán.

Ajá!

Ahora se fueron!
Volví al blog, y resulta que los links desaparecieron de mis desconcertadas palabras.
Loca me quieren volver, ¡loca! (frase de madre de niños insoportables, en plenas vacaciones de verano, cuando falta todo el maldito febrero para que comiencen a ir a la escuela).

AntiLinks

Si tan sólo pudiera sacar esos malditos links de mis entradas...
¿Cómo se hace para evitar la publicidad involuntaria?
Estoy siendo víctima de estos vericuetos de Internet, a través de los que, los más conocedores, pueden entrometerse en mi camino virtual.
Realmente molestos.
No clickeen en ninguno de los vínculos de hipertexto que han sido aplicados en algunas palabras.
Ya veré cómo se desactivan esas porquerías.

viernes, 17 de agosto de 2007

Paciencia

—Mmmh, seguís con esos anteojos, eh?
—Sí, claro.
—Ahora se usan más finitos, más chiquitos.
—Alguna vez me renovaré, por supuesto.
—Y sí, habría que cambiarse el armazón, ¿no?

El dueño y cajero de la panadería sigue juntando números para la rifa de la trompada.
Y todo este dialoguito por unas tentadoras porciones de budín de pan que me hacían ojitos desde la vidriera. Mi carne es débil (y no sólo mi vista).

(La primera parte de esta relación tormentosa se encuentra en "Miopía")

jueves, 16 de agosto de 2007

Autobombo

Me olvidaba!
Ya sé que rompe un poco el clima de Insolada, pero los trabajos placenteros hay que comentarlos.
Si así lo desean, pueden visitar el sitio www.bandadibujada.blogspot.com, donde la gente de la Banda Dibujada, que conforma un interesantísimo movimiento de difusión de la historieta, ha subido una nota periodística que hemos realizado con varios de sus integrantes, entre otros autores de la nueva generación de literatura infantil. Esta nota se publicó en la revista Rumbos (sale con La Voz del Interior de Córdoba, El Diario de Paraná, etc.) el domingo pasado, 12 de agosto.
Los autores entrevistados fueron: Sebastián Barreiro, Poly Bernatene, Martín Blasco, Chanti, Fernando de Vedia, Junior, Javier Rovella y Luciano Saracino. Además, participaron los editores Guillermo Höhn y Beatriz Actis.
La nota quedó buenísima, muchas gracias para ellos y visiten el blog!

¡Buscada!

Ayer, mientras caminaba por el cementerio de Concepción del Uruguay, pensé y dije muchos comentarios de humor negro que hicieron dudar mucho de mi sensibilidad. Incluso había llegado a una conclusión curiosa sobre algo que no recuerdo —y hasta dije "mañana la voy a escribir en el blog"—, así que me esforzaré todo el día para capturarla, pues debe estar escondida en los recovecos de mi dispersa mente. No digo que sea lo único que haga: el regreso a casa, por pocos que sean los días de viaje, implica afrontar una cruel realidad: que cuando me voy, prometo limpiar el baño cuando vuelva. Y ya estoy acá. O sea...

Abriéndome paso entre los regueros de Cif, de Pinolux, y sorteando las trampas mortales del trapo de piso, espero traer novedades sobre ese pensamiento escurridizo, o sobre cualquier otro comentario innecesario, para dentro de un rato.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Consejo

Nunca, pero nunca, pidan dos computadoras contiguas en un cyber.
La tentación por leer los mails del otro es tan molesta como tentadora y paranoica.
Y no es que haya sido yo la artífice del acto de espiar.
Más bien, todo lo contrario.
Si no, no estaría dando esta indicación.

lunes, 13 de agosto de 2007

Bienvenida

Ah, y les doy la bienvenida a los comentaristas especializados que están llegando a esta página. Y a los futuros también, por supuesto.

Lápices

Estoy en Entre Ríos, caminando a la tarde por la ribera del río y, al atardecer, tras la pesca de unos lápices triangulares, de colores, marca faber, que sólo vi en los "todopordospesos" de Concepción del Uruguay.
Puede sonar estúpido —como casi todo lo que se pueda leer en este blog—, pero los artículos de librería convocan mis más infantiles pasiones. Jovi's, fibras, marcadores, lápices y lapiceras pueblan mi escritorio de trabajo: los pierdo en mis mochilas, los olvido entre las páginas de los libros, me apuñalan cultamente cuando los extravío en la cama y me quedo dormida... En fin: tenemos una relación de amor-odio en la que, como todos los vínculos de este tipo, prima el amor más desgastante y duradero.
Las Lumi, las fibras de plástico blancas con florcitas, los PintaBic, los crayones forrados con papel, los lápices de colores Conté, los de mina negra Faber cuando no venían de Brasil, las lapiceras Inoxcrom, manchados con la viruta de los Jovi's después de sacarles punta. Ese gusto por los útiles nuevos, del primer día de escuela, que vuelvo a recrear cada vez que, para darme ánimo con alguna tarea que evado, me compro un cuaderno o una birome, sólo para tener la excusa de empezar a trabajar.
Así es como tengo libretas y "cosas de librería" siempre perdidas, que representan aquellos planes que comencé con todo gusto, pero que han quedado inconclusos por extravío de sus materiales de trabajo, o inconclusos por extravío en su más amplio sentido.

viernes, 10 de agosto de 2007

Miopía

—Ah, ahora sí estás linda... ¡Hoy viniste sin anteojos!
—Sí, hoy sí. El problema es que, cuando pido algún pan que me gusta, y lo señalo, no sé si es lo que estoy viendo, u otra cosa que no quiero comer.
—Ah, bueno... Pero, ¿nunca averiguaste para operarte la vista? Eso sería muy bueno...
—Me dan miedo las operaciones, eso es lo que pasa.
—Bueno, pero por lo menos, ¿no probaste con usar lentes de contacto?
—Eh... no, seguro que los perdería.
—¿Vos conocés este instituto, de Ballester? Mi mujer fue, tenía una alergia en la vista, y se la curaron fenómeno. Te voy a traer una receta, tengo muchas en casa.

(El señor mayor, dueño y cajero de la panadería que está cerca de mi casa, que todos los días me ve usando anteojos, menos las tardes que salgo de gimnasia sin largavistas de rigor, y decido arruinar mis esfuerzos comprándole mignones a él).

¿Estoy en mi legítimo derecho para golpearlo?
Ya le dije muchas veces —este diálogo se repite cada semana— que mis dioptrías no justifican el quirófano, que me faltan algunos meses para tener la edad en la que la miopía se paraliza, y que mis anteojos me acompañan desde los diez años, así que ya no son tan graves en mi vida. Pero mis explicaciones no lo conformaron.
El señorpequeñoempresario tal vez tenga algún proyectito con el negocio de la oftalmología.

martes, 7 de agosto de 2007

Virginia

Cuando estoy muy, muy cansada, los recuerdos se me disparan como películas a las que no les puedo poner pausa.
En estos días, que estuve a destiempo con las tareas, me acosté y no pude evitar hacer la conexión de la palabra "insolada" con mi extravagante abuela, que, cada vez que me veía jugar al sol, en el inmenso patio de su casa, me llamaba a los gritos para que me pusiera a la sombra, diciendo: "Laura, abuela, salí del sol que te vas a recalentar la mollera".
El consejo no funcionó, y me la recalenté igual (en parte, también por ella).
Pero no pasa un sólo día en que no desee que el sol me dé en el centro de la cabeza para que ella me diga "¡ponete a la sombra, querés!".
Ay, Virginia... tan loca y tan linda.
Interminables son mis lágrimas y mi amor hacia vos.

lunes, 6 de agosto de 2007

Des-Autoayuda

Y sí, también escribo libros de autoayuda.
Ejemplo:

"Muchas personas, en el presente, enfrentan crisis de tipo social, y no es para menos. La extensión de la jornada laboral, el repliegue hacia el hogar, la pérdida de centros de socialización —como lo fueron el club, el barrio, o el sentido de comunidad que unía a gran parte de los vecinos—, hicieron que cada vez sea más difícil hallar amigos y pareja fuera del lugar de trabajo, de las salidas nocturnas y del chat. Si no encontró personas afines en esos ámbitos, casi no le quedan opciones. Por esa razón se han implementado las reuniones de after office (que significa “después de la oficina”), que se organizan en bares y discotecas a partir del atardecer, cuando la mayoría de los empleados terminan su horario de tareas. Esos encuentros, motivados por la carencia de focos de vida social verdaderamente ricos y satisfactorios, no dejan de tener algo de ficticios, de artificiales, y parecen soluciones de emergencia ante la disgregación de los grupos a los que se pertenecía en el pasado más cercano".

Y los redacto en momentos como éste, los lunes a las dos de la madrugada, en los que no encuentro ningún tipo de autoayuda eficiente para terminar el subcapítulo, y sólo deseo irme a dormir.
Contradictorio.
De todos modos, pegué este párrafo porque me parece el más "militante" de todos, con perdón de la militancia. Los after office son absolutamente decadentes, y están escondiendo que a los solteros oficinistas les están absorbiendo la vida.
Aparte, me imagino: él, algo beodo, con traje y corbata, a las nueve de la noche, contando que trabaja en "pago a proveedores de bla,bla,bla", y tratando de levantarse a ella, trajecito gris oscuro que oculta musculosa promisoria, rímel de las ocho am un poco vaqueteado, uñas a la francesa, y garras a la siciliana, que trabaja en "recursos humanos de plin,plin,plin". Llegan a un acuerdo, se intercambian comisiones y vuelven a casa para poner el msn y contarle a su compañera de sector que, tal vez, esta vez sí, mañana se intercambien un mensaje de texto.
Eso, todas las semanas del año laborable, hasta que puedan irse a Villa Gesell en la segunda quincena de enero, y hagan como que son hippies cool.
Contradictorio, no; muy bien armado.

sábado, 4 de agosto de 2007

Latino

Detesto bailar latino en las clases de gimnasia.
Lo detesto.
Reconozco que mi cuerpo, desde el abdomen hasta las rodillas, parece carecer de bisagras/articulaciones, pero no creo estar mejor que el resto de mis compañeras de clase.
A veces creo que los yuppies viejos, que todavía intentan jugar al paddle sin pulverizarse los huesos, observan nuestra sesión de baile como si formáramos parte de grupo de rehabilitadas con problemas motrices, que cumplen con su rutina terapéutica.
De lo que sí me he dado cuenta, es que el oficio de redactora no es correlativo con la conexión corporal. Puedo enseñar el insoportable e inmortal meneaito, o el aburrido pasito de "Macarena", con mis dedos sobre el teclado, sentada, y explicando palabra por palabra los movimientos que se deben hacer. Incluso podría aventurar los efectos psíquicos del baile, en los que lo hacen y en los que lo miran. Pero soy incapaz de poner en práctica lo que describo.
Una minimuestra de las contradicciones modernas.
Y una gran muestra de que, a pesar de estar en Sudamérica, no tenemos porqué abogar por el maldito y absurdo reggaetón.
Y sí, estoy haciendo la declaración innecesaria de cada fin de semana por la madrugada, en la que una reunión con bebidas espirituosas me ha dejado más de una frase pseudofilosófica en la boca.

jueves, 2 de agosto de 2007

Batracio

Esta información ha pasado a ser confidencial, mmmhhhh...

miércoles, 1 de agosto de 2007

Identidad


Isla Martín García, agosto 2006.

Es complicado morirse en ese lugar, sobre todo porque, en el cementerio, la mayoría de las muertes datan de antes de 1950. Creo que casi nadie falleció ahí después de esa fecha: se van al continente. Este que vemos en la foto, no alcanzó tierra firme... ¡pero llegó a Internet!
Los dejo con esta bella imagen, y que tengan dulces sueños!!!!!!
(Me voy a ir al infierno, y nadie, nunca, se acordará de mí en un blog)